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El fiasco de la estrategia de salud mental de Ximo Puig

Seis meses después de anunciar el presidente un plan de choque de salud mental, nada se sabe del mismo, hay listas de espera de seis meses y sólo se ha anunciado una “consulta ciudadana”

Ximo Puig y el comisionado para la salud mental

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E. M.

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La pandemia del COVID no sólo ha dejado muchos casos de enfermedad física, también ha puesto el foco en las enfermedades mentales, que en la Comunitat Valenciana han aumentado un 30%. Con enfermedad mental no sólo nos referimos a la ansiedad o depresión, sino a todo un gran abanico de patologías que van desde las drogodependencias, trastornos del sueño, anorexias y bulimias o los alarmantes casos de suicidio.

La alarma generada sobre este tema llevó al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, a anunciar la creación de un plan de choque de salud mental centrado en población infantil y juvenil el pasado agosto. Pero seis meses después, nada se sabe del asunto, las listas de espera para una cita de salud mental infantil son de seis meses y lo único que se ha implementado es el anuncio de una consulta ciudadana sobre salud mental.

De la oficina al comisionado que no está en Sanidad

Empezando por el principio, el caos en salud mental viene de antes incluso que de la pandemia. Al llegar el Botànic al poder, con Carmen Montón de consellera de Sanidad, eliminaron la dirección general de Salud Mental y la sustituyeron por una oficina. La anterior estrategia de salud mental caducó en 2020 y se anuncia una nueva con la consiguiente protesta de los profesionales médicos porque no se había evaluado los resultados de la anterior para saber si estaba funcionando o no.

Entre estas viene el COVID, la preocupación por la salud mental y Ximo Puig como primera medida anuncia la creación de un Comisionado de Salud Mental, puesto que recae en un ex concejal del PSOE y ex secretario de Universidades, Rafael Tabarés, y lo que es más curioso, queda adscrito a Presidencia de la Generalitat y no a la conselleria de Sanidad y sin tener un presupuesto propio asignado. El comisionado se convierte, en la práctica, en un “enchufe” más sin casi funciones ni margen de maniobra y además totalmente descoordinado de la conselleria de Sanidad y de la oficina ahí existente para tratar la salud mental.

Con la pandemia, las consultas de salud mental se disparan un 30%, y además estas dependen de la atención primaria, por lo que contribuyen a aumentar el colapso que viven los centros de salud. Los psiquiatras denuncian la escasez de medidas del Consell y ahí es cuando Puig anuncia su plan de choque, prometiendo medidas como la creación de tres hospitales de día infantil y juvenil, la contratación de 70 profesionales, una red de 10 hospitales de atención y una red de agentes de salud mental, entre otras.

Han pasado seis meses de este anuncio, los mismos meses que en este momento cuesta que te den una cita para salud mental infantil en la Sanidad pública, y nada se sabe de estas medidas. Sólo se ha avanzado en una medida cuestionada por los profesionales por su necesidad o eficacia: una convención o consulta ciudadana para conocer los problemas de salud mental en los que se elegirán 70 personas por sorteo -si logras inscribirte antes en la web-. Seis meses, un comisionado y una oficina y sólo en marcha una consulta, es el fracaso de los anuncios en salud mental.

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