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Día de España en la Expo 2020 de Dubai. Una visita deslucida

El Spain Entrepreneurial Nation Summit, un foro para dar a conocer el potencial de España cen Expo Dubai 2020, ha pasado sin pena ni gloria.

València ha participado en el Spain Entrepreneurial Nation Summit.

Publicado por
Fernando García Bonet

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Se barruntaran o no los curiosos acontecimientos que al día siguiente se iban a vivir en el Parlamento a propósito de la rocambolesca aprobación de la “reforma que no reforma la reforma laboral de Rajoy”, la sombra del asunto envolvió el encuentro que Sánchez concedió a la prensa acreditada tras la celebración del Business Fórum, Spain - United Arab Emirates, organizado por el ICEX en colaboración con la CEOE y las Cámaras de Comercio en el que participaron el propio presidente del Gobierno, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, y los titulares de Economia y Comercio Exterior de Emiratos, Abdulla Bin Touq Al Marri y Thani bin Ahmed Al Zeyoudi, además de algunas delegacions locales, incluída la encabezada por el edil de Hacienda del cap i casal, Borja Sanjuán.

Fuentes de ESdiario de entre españoles largo tiempo residiendo en la Unión de Emiratos Árabes (algunos de ellos siquiera asistieron) confirman que no solo las prisas de un viaje relámpago -cierto es que cuando se programó se desconocía el calendario parlamentario- empañaron la operatividad comercial de la visita y deslucieron su repercusión.

No faltaron, ni en la organización ni en el discurso inaugural de Sánchez, las obsesiones adanistas de su manera de entender la política -también la internacional- como si nada existiera antes de su llegada a la Moncloa. Empresarios de diferentes sectores productivos, incluido el tráfico mercantil inmobiliario o la construcción, que vienen trabajando eficientemente desde hace más de una dècada mostraron su extrañeza. Hay que recordar, por ejemplo, que la Constructora San José, se hizo en su día con una licitación próxima a los mil millones de dolares para la construcción del Louvre de Abu Dhabi, que ya es una realidad.

Hasta en tres ocasiones, entre las pocas preguntas de los medios acreditados a las que se sometió en la posterior mini rueda de prensa, se le inquirió sobre el Rey Juan Carlos. No le negó como en el conocido pasaje de los evangelios, pero sí le ninguneó por el socorrido procedimiento de no responder e insistir, machaconamente, en el objetivo prioritario de cooperación institucional y económica entre ambos países. Aunque conscientemente o no, la única vez que le citó por su nombre obvió el innecesario calificativo de emérito.

No sólo la comunidad española allí expatriada, sino gran parte de la opinión pública en nuestro país, sigue con interés este culebrón regio que dura ya más de un año de soledad, a la espera de que el deseado regreso del monarca artífice de la transición y la democracia en España, no “desestabilice” la posición de su hijo, según confesó al parecer recientemente y de forma privada al periodista Carlos Herrera.

No es de recibo que un asunto de tal trascendencia se pretenda incompatible con los legítimos fines comerciales de la festiva visita correspondiente al Día de España en la Expo. Menos cuando es conocida y más que acreditada la trayectoria del Rey Juan Carlos como embajador plenipotenciario de la democracia española moderna y de sus abundantes logros ecónomicos en países extranjeros. Y no hay que olvidar que Juan Carlos “se atrevió” a recomendar la visita del propio Felipe VI al evento.

Cuanto menos, una falta de sensibilidad hacia el Interesado y hacia tantos españoles que conservan, sin fisuras, su simpatía y cierta devoción por su regia figura. Tal vez no muy diferente, en boca de fuentes populares, al descaro demostrado el pasado jueves al considerar un éxito la aprobación de la “contrareforma” laboral mediante un voto erróneo de la oposición que, de forma fraudulenta, ha salvado los muebles al Gobierno. Con el oportunista entusiasmo de Ciudadanos y el ocasional abandono de algunos de sus traviesos socios de investidura.

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