La Comunitat que clama respeto
La administración es una consecuencia de la existencia de una sociedad que se configura como sujeto político, no la causa.
Existe una Comunitat Valenciana, una suma de sociedad civil, que con su caminar diario se convierte en referente de una comunidad política que trasciende más allá su entramado institucional, eso que a lo que el Estatut define como Generalitat en su artículo veinte. La administración es una consecuencia de la existencia de una sociedad que se configura como sujeto político, no la causa.
El Colegio de Ingenieros Industriales ha retomado, tras el paréntesis motivado por la pandemia, las tertulias que puso en marcha Salvador Puigdengolas. Fue en ese foro, ahora con formato vespertino, donde el invitado del día, Carlos Mazón, delimitó con cirugía dialéctica entre la Comunitat Valenciana y la Generalitat. Situando en la primera a los líderes sociales club del que en ningún caso pueden formar parte los dirigentes de la segunda. Una idea que supera esa casación tan hegeliana entre la sociedad civil y la política, situándola en ese ámbito tan liberal de la colaboración necesaria.
La Comunitat Valenciana ha producido líderes en el orden empresarial, deportivo, académico, comunicativo. No obstante, si me permiten, sin ánimo de clasificar ni participar de una ceremonia de entrega de galardones, en los últimos tiempos ha emergido un referente cuyo perfil de partida no reunía aparentemente las condiciones para serlo y sin embargo con su quehacer se ha ganado el reconocimiento social, jugando ese papel intermedio de defensa de intereses sectoriales al amparo de ese ámbito que denominamos interés general
Carlos San Juan, médico jubilado sufrió en sus propias carnes el inexorable avance de la digitalización bancaria durante la pandemia, se escandalizó al ver como otros muchos mayores y personas con diversidad funcional eran víctimas de la deshumanización tecnológica y en ocasiones de desaprensivos que se aprovechaban su débil posición.
Su espíritu, su formación humanista y sus valores de trabajo y perseverancia le han llevado a liderar un movimiento civil en defensa de las víctimas de la exclusión digital. Su discurso más allá de la denuncia de las injusticia es el de situar a los operadores bancarios como prestatarios forzosos, para ambas partes, de un servicio público. Un salto definitivo de su causa al territorio del interés general.
El doctor San Juan, se ha convertido por méritos propios en un referente inspirador para una comunidad que precisa de ejemplos que clamen respeto. Respeto para la autonomía económica sólo posible con un sistema de financiación diferente. Respeto para un sistema de distribución hídrica justo. Respeto por los anhelos de prosperidad de cinco millones de españoles que se sufren una vulneración sistemáticamente del principio de igualdad.
Igualdad y justicia como pilar de esa esa estructura de convivencia de la que los valencianos también participamos, a las que Ortega refiere como las personas espirituales colectivas a las que llamamos estados.
*Abogado.