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Un gobierno de funcionarios y magos ilusionistas

El próximo 30 de junio se celebrará en Madrid la cumbre de la OTAN, en la que inopinadamente debe firmarse un importantísimo Documento de Estrategia.

Un gobierno de funcionarios y magos ilusionistas

Publicado por
José María Lozano Velasco*

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El título de esta crónica corresponde casi de forma literal a palabras pronunciadas por el prestigioso profesor doctor Florentino Portero, Presidente de Paneuropa España y miembro del consejo científico del Real Instituto Elcano, sin lugar a dudas una de las voces más autorizadas en geopolítica y, en particular, en política europea.

A instancias de la Decana de la Facultad de Ciencias Jurídicas, Económicas y Sociales, Nuria Martínez y de Rafael Ripoll, Director del instituto de Estudios Europeos, de la Universidad Católica de Valencia, el historiador dictó una auténtica lección magistral el pasado martes en la sede de la calle Jorge Juan, con el título “Interrelación entre la UE y la OTAN: una nueva época”, que no pudo resultar más oportuna.

Paneuropa España es una Asociación que se identifica con “Una Europa fuerte y unida, fiel a sus valores, capaz de defender sus ideales en el mundo y garantizar el futuro de sus ciudadanos”, formulada por su fundador internacional, R. Caudenhove-Kalergi, hace ya cien años, desde la convicción de una Europa unida en libertad, derecho y paz, como recordó al inicio su Secretario General, Carlos Uriarte. También recordó que el próximo 30 de junio se celebrará en Madrid la cumbre de la OTAN, en la que inopinadamente debe firmarse un importantísimo Documento de Estrategia. No será -en mi opinión- ni por las circunstancias mundiales, ni tampoco por el lugar y el contexto en que se celebra, una cumbre ordinaria.

No hay que alarmarse, no se trata de ceder la soberanía nacional

El reconocido historiador, analista y consultor político internacional, inició su alocución refiriéndose al marco derivado de la segunda guerra mundial, sintetizado en la máxima de “un orden liberal”, materializado poco a poco en “una larga paz”, hasta llegar a un momento en que las cosas empiezan a complicarse socialmente y se detecta qué es lo que no está funcionado. Y salta a la palestra lo más sagrado, el último resorte: la Soberanía. No hay que alarmarse, no se trata de ceder la soberanía nacional. Como en toda alianza -sin duda la Unión Europea lo es- toca ceder aspectos parciales de su ejercicio, sencillamente. A cambio se consensuarán criterios políticos y económicos que permitan la creación de riqueza, la reconstrucción del territorio y la creación de las clases medias (familia, casa y salud).

Desgranó la compleja evolución que va desde los tratados de Dunkerke (1947) y Bruselas (1948) y Washington (1949), hasta Maastricht (1993) y la madurez política del mercado único -y la moneda única-, sin olvidar la importancia del Plan Marshall ni esa paz prolongada en la que Europa funge de “protectorado norteamericano”. Y defendió la calidad de su estructura administrativa. “No es un tinglado, como en ocasiones de dice”, afirmó.

Y otra vez la Soberanía -con mayúsculas si se quiere- apoyada sobre el trípode que forman comercio, diplomacia y defensa. En lo fiscal, en lo jurídico, y en lo diplomático por ende, toca ceder por igual a todas las partes aliadas. “Si no gastamos, se ve y, en consecuencia, somos vulnerables” vino a decir, evocando en la sentencia el complejo entramado de órdenes, directivas, y toda suerte de recursos jurídicos y económicos europeos, que pretenden garantizar la transparencia y nobleza del mercado único.Por utópico que parezca.

Reflexionó -con Ortega- acerca de cómo la crisis de la modernidad y el auge de los relativismos han conducido a una sociedad muelle y autocomplaciente, desconcertada por la ausencia de liderazgos,-“en Europa se vive muy bien”- a olvidar que la paz es un logro, y no un derecho.

Europa debe despertar de su ensoñación” afirmó con contundencia. Y es en ese contexto cuando definió su Gobierno como una combinación de funcionarios y magos ilusionistas. Alejados de la realidad, apostillo por mi cuenta. O tal vez atrapados por la maquinaria que ellos mismos han creado.

Si han leído hasta aquí pensando que ese peculiar gobierno es una definición del de Sánchez, entiendo que puedo haber dado una pista falsa, por demasiado evidente. Pero les aseguro que mi única intención ha sido compartir la calidad de lo escuchado y felicitar públicamente al ponente y a los organizadores de tan magnífica sesión.

(* ) José María Lozano Velasco. Catedrático UPV (r)