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Ruta 99: La ruta del despropósito

"Poco se hace para combatir la despoblación. No se gestiona a la altura de la urgencia, sino a golpe de ocurrencia. Como en uno los recientes anuncios estrella del Consell, la ‘La Ruta 99’"

Castell de Cabres, uno de los municipios incluido en la ruta del 99

Publicado por
Vicente Mompó*

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Desde hace más de 70 años, nuestra zona de interior ha ido sufriendo una inexorable decadencia. Mucho se habla de intentar reducir la brecha entre el medio urbano y el rural, de combatir la despoblación, pero poco se hace para evitarlo, y la respuesta de la actual administración es tan arbitraria como poco productiva. No se está gestionando a la altura de la urgencia que viven nuestros municipios, sino a golpe de ocurrencia. Como ejemplo, uno los recientes anuncios estrella del Consell, la ‘La Ruta 99’.

La idea inicial de conectar, a través de un itinerario turístico, los municipios menos poblados de la Comunitat, como medida frente a la despoblación, podría ser la guinda a un proyecto bien trabajado y ejecutado, pero no ha sido así. El intento de americanizar el interior de nuestra tierra denota una profunda falta de conocimiento de las necesidades reales del entorno. Buscan que conozcamos la historia, desde allí, a través de lectores QR, cuando las vecinas y vecinos no tienen ni Internet en condiciones. Un despropósito al que hay que sumar la pretensión de que los ayuntamientos estén abiertos los fines de semana para cuñar los boletos de los visitantes, desconociendo que, a duras penas, pueden abrir entre semana por los escasos recursos que poseen.

Ahí es donde se aprecia claramente la falta de seriedad que aplica el tándem PSPV- Compromís a la despoblación. Pretenden introducir políticas eco-pijas, en territorios que, ni conocen, ni entienden, queriendo dar soluciones mediante una ruta temática.

La realidad es que los habitantes de todos esos municipios necesitan cubrir servicios básicos en materia educativa, sanitaria o social y, sobre todo, precisan de una verdadera estrategia que haga que puedan vivir tal y como lo hicieron sus antepasados, aprovechando todos los medios que sus pueblos pueden ofrecer. Un plan de desarrollo rural en mayúsculas que conjugue el gran potencial agrícola, ganadero y forestal de estos espacios, combinado con una simplificación administrativa en materia de ordenación del territorio, que no suponga barreras prohibitivas para abrir negocios o pequeñas industrias. Porque si seguimos a este ritmo, acabaremos en un bucle cada vez más vertiginoso cuyo final nadie quiere ver, pero que todos conocen.

Es en ese punto donde hay que parar, pensar y analizar. Y es de esa reflexión de donde nace la oportunidad. La terrible invasión de Putin a Ucrania ha desencadenado una vertiginosa crisis humanitaria. Un éxodo sin precedentes en Europa al que estamos obligados, ética y moralmente, a dar respuesta. Todas las familias desplazadas necesitan de nuestra solidaridad, pero también que les ofrezcamos un plan de vida. Pensemos que muchos de ellos se quedarán de manera permanente en nuestra provincia y, por eso, una buena solución puede ser el conjugar su realidad con el grave problema de la despoblación.

Un recurso que debe complementarse con un proyecto de transformación económica de los lugares más necesitados. Los municipios ganarían vida y ellos una calidad de vida que, por desgracia, han perdido en la guerra, permitiendo, además, una integración asistencial más próxima, de carácter social y laboral. Es, en definitiva, una oportunidad para demostrar, una vez más, que somos una tierra acogedora y abierta al mundo.

En la provincia de Valencia hay medio centenar de localidades que luchan por mantener los servicios y necesitan personas que garanticen una continuidad demográfica y social. Las instituciones no pueden seguir dando la espalda a esta cuestión, ni responder con ocurrencias o políticas cortoplacistas. Así lo hemos pedido en la Diputación de Valencia y lo vamos a exigir en el resto de instituciones. Porque el turismo en los pueblos despoblados que promueve la Ruta 99 ha de ser un complemento para combatir y no el fundamento económico.

(*) Vicente Mompó es presidente del PP en la provincia de Valencia