El Rey Juan Carlos, en Londres, con la familia
Leánlo como quieran, incluso con la acepción basket tras la proclamación de España como campeona de Europa. Y es que la familia es la familia.
Leánlo como quieran, incluso con la acepción basket tras la proclamación de España como campeona de Europa. Y es que la familia es la familia.
Tanto que podría sorprender a propios y extraños un hipotético asiento de privilegio del Rey Juan Carlos en el funeral de su querida prima Lilibeth. Echan humo las terminales diplomáticas y hay opiniones contrapuestas entre expertos en el sigiloso e independiente protocolo británico.
El Rey voló los casi 6.000 km entre Abu Dabi -absurda residencia temporal fuera de su patria- y Londres con un par, y sin más ruido que el de los motores del aeroplano que lo transportó. Allí le esperaba la Reina Sofía.
Más ruido producirá -de darse- la instantánea que centraría la jugada más aplaudida y deseada en España de todo este largo luto importado. Y, también, cierto nerviosismo gubernamental a añadir al que ya ha manifestado el ministro portavoz, siempre dispuesto a exhibir una inexistente tarjeta roja en nombre de un inexistente arbitraje.
Conoceremos ambas cosas en breve. En las casas de apuestas están uno contra veinte… a favor de una de las dos. Y algunos redactores de ESdiario pujan por las menos esperadas y políticamente incorrectas. Estaremos muy atentos.