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La semana en la que Ximo Puig ha puesto patas arriba al PSOE para sobrevivir

El presidente valenciano lanzó su propuesta fiscal sacudiendo los argumentos de Moncloa sobre rebajas impositivas, que ha acabado con el Gobierno improvisando a la contra.

Ximo Puig preside la reunión del Gobierno valenciano

Ximo Puig preside la reunión del Gobierno valenciano

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E. M.

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Quien le iba a decir al presidente de la Generalitat Valenciana, el socialista Ximo Puig, que acabaría protagonizando un giro en su propio partido y sacudiendo el argumentario de Moncloa hasta el punto de que la semana acabe con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, pactando con Unidas Podemos una rebaja fiscal a rentas inferiores a 20.000 euros para intentar agarrarse al debate y apaciguar la rebelión en sus filas, algo que hace días ni se planteaban en el PSOE.

Puig, acostumbrado a que la voz discordante la lleven otros barones del PSOE -que se lo digan al castellano manchego Emiliano García Page- o que las portadas de los diarios nacionales las acaparen presidentes como la popular Isabel Díaz Ayuso con sus mensajes, se ha convertido en el protagonista con una propuesta fiscal que a muchos les pareció una patada que sacudía el tablero de una izquierda que hasta ahora se negaba a bajar impuestos.


Ximo Puig, que por cierto ya dijo a principios de septiembre que haría una rebaja fiscal sin concretar nada más y sin causar entonces tanta repercusión, anunciaba su rebaja del tramo autonómico del IRPF a rentas inferiores a 60.000 euros rompiendo por completo el mensaje de Moncloa centrado en asociar las rebajas de impuestos del PP “con los ricos” y “con los recortes”, y con ello animaba a compañeros suyos de otras comunidades a sumarse al carro desatando sin querer un rebelión en las filas socialistas.

Desde Moncloa filtran que se intentó parar el anuncio de Ximo Puig, el cual llevaba días barruntando la decisión, pero la supervivencia pesa más que las directrices del partido. Puig, en un momento en el que las encuestas auguran un giro a la derecha en la Comunitat Valenciana, dio un volantazo para distanciarse de Pedro Sánchez y para quitarle parte del discurso al PP y así retomar la iniciativa política.


No es que Ximo Puig se haya caído del caballo como San Pablo y haya visto la luz de la bondad de las rebajas de impuestos -esas que él se empeña en desligar ahora de las de presidentes del PP-, es que en unos meses hay elecciones y no quiere perder el Palau de la Generalitat que al PSPV-PSOE le costó 20 años volver a pisar.

El presidente valenciano, por tanto, agita el avispero fiscal, o por ejemplo ahora se encomienda a colaborar con la sanidad privada -esa que el Botànic tanto ha demonizado- para reducir las listas de espera de las operaciones quirúrgicas, para remontar a nivel electoral y mantenerse en la Generalitat Valenciana, aunque eso suponga cambiar de principios y desoír a Moncloa. "Todo por las urnas".

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