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Cuatro crisis en seis meses: el gobierno de Ximo Puig supura ya fin de ciclo

Acechado por las encuestas, el Botànic ha perdido a la mitad de sus miembros en menos de un año y no recupera la iniciativa mientras en socios como Compromís aflora la guerra

Firma del pacto del Botànic, del que no queda nadie, ni Oltra ni Dalmau

Publicado por
E. M.

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El gobierno de Ximo Puig en la Generalitat Valenciana formado por PSPV-PSOE, Compromís y Unidas Podemos, el llamado pacto del Botànic, no se parece en nada al que se sentó a firmar el acuerdo de investidura tras las elecciones de 2019.

Sólo hay que ver la foto de hace tres años y algo, sin los líderes y vicepresidentes ahora de Compromís y Unidas Podemos... por perder, Puig ha perdido hasta a su portavoz y escudero, Manolo Mata. Si miramos sus consellers, se han ido la mitad de sus miembros en sólo seis meses, dando una imagen de fin de ciclo con la caída de iconos como Mónica Oltra.

En concreto, desde el 11 de mayo, cuando el titular de Educación, Vicent Marzà, de Compromís, uno de los que fundaron el Botànic en 2015 cuando se produjo el vuelco a la izquierda en la Comunitat Valenciana tras 20 años de gobierno del PP, anunciaba por sorpresa que se marchaba del gobierno “para ocuparse del partido”, daba el pistoletazo a una cascada de dimisiones y ceses que está dejando en evidencia que saltan las costuras que cosían el Botànic y sus respectivos partidos.

Ximo Puig, no acostumbrado a realizar crisis de gobierno para mantener el equilibrio interno -estuvo toda la primera legislatura de 2015 a 2019 sin hacer ninguna-, se vio forzado a realizar cambios con la salida de históricos como el mencionado Vicent Marzà o el responsable de Hacienda, Vicent Soler, con la idea de “impulsar la acción de gobierno”… algo que según las encuestas no se ha producido.


Cuando Puig esperaba dar una nueva imagen a su gobierno para encarar la recta final la legislatura y llegar con garantías a las elecciones de mayo de 2023, llega la imputación de Mónica Oltra, el esperpento que ello produce con fiesta de Compromís incluida y rueda de prensa de reproches. Si hay una imagen que muestra que la Comunitat Valenciana afronta un cambio, es la salida de la política que en su día fue la cara de la llegada de la izquierda a la Generalitat: Mónica Oltra.

Y como las desgracias no vienen solas, verano negro para el presidente de la Generalitat con la crisis de los incendios o el accidente del festival Medusa. Puig se sacó de la manga en septiembre su anuncio de reforma fiscal, una maniobra para recuperar su imagen ante los valencianos, a nivel mediático y ante el resto del PSOE, y en parte consiguió esa atención mediática, pero la realidad es que ni con reforma fiscal el Botànic logra levantarse en las encuestas.

Y para lamento de Ximo Puig, no es tanto porque el PSPV-PSOE pierda apoyo en tierras valencianas, Sánchez mediante -incluso puede mejorar-, sino poque sus socios de Compromís y Unidas Podemos están en sus guerras. La última, el cese fulminante y por sorpresa de la consellera de Agricultura, Mireia Mollà, una histórica fundadora de Compromís, en un choque de egos con la sustituta de Oltra, la actual vicepresidenta Aitana Mas. Un cese, o purga, que deja un Botànic más en guerra y con imagen de agotamiento. La cuarta crisis en seis meses… y aún quedan nueve para elecciones sino las adelantan.