Burros muertos a naranjas e incendios, la lista de escándalos de Mireia Mollà
Sin su amiga Mónica Oltra para protegerla, la ya ex consellera de Agricultura, una histórica de Compromís, cae tras una gestión chafando charcos entre vídeos en pijama y sexo de los pulpos
“Eso no lo digas, di que son valencianas”, espetó la ya ex consellera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica -rimbombante nombre-, Mireia Mollà, al presidente Ximo Puig en la feria hortofrutícola de Berlín ante todas las cámaras y unas naranjas de procedencia desconocida, haciéndose viral y provocando una polémica que saltó en todos los medios y dejaba en ridículo a Ximo Puig.
Pero el famoso episodio de las naranjas es sólo uno de la larga lista de escándalos que Mireia Mollà, nombrada consellera en el segundo Botànic como cuota de Compromís, ha ido encadenando en su gestión hasta que en su coalición se han hartado de su gestión y le han enseñado la puerta de salida, una vez que ya no está Mónica Oltra para protegerla y evitar su cese ante el resto de sus compañeros.
Mireia Mollà, diputada muy joven, llega a las Cortes Valencianas en 2007 en el primer Compromís a hacer oposición al entonces todopoderoso PPCV. Procedente de Esquerra Unida -su padre es un histórico y reputado dirigente, clave en la creación de Compromís- fue de las que con Mónica Oltra traicionó a su ex partido, EU, para hacerse con las riendas de la coalició y fundar Iniciativa, la rama que dentro de Compromís capitaneaba Oltra y ella misma y ahora dirige la vicepresidenta Aitana Mas, quien le ha acabado cortando la cabeza.
Mireia Mollà se mostró como una buena parlamentaria y se desenvolvió bien atacando con la corrupción del PP, pero no es lo mismo hablar en las Cortes Valencianas que gestionar. No es lo mismo hacer oposición que gobierno. Desde que pisó su conselleria, los escándalos no han cesado colocándola muchas veces al borde del filo de la navaja.
El escándalo más gordo, la extraña muerte de más de 10 burros en el parque natural del Desert de les Palmes del que se han escrito ríos de tinta y que nunca se ha llegado a saber del todo qué paso realmente. Mireia Mollà, que presumía de animalista, pasó a ser ridiculizada como consellera mata burros y salió de este escándalo, que aún colea, echando la culpa a sus subordinados y al pastor.
Los graves incendios de este verano la volvieron a poner en el punto de mira al ser la consellera responsable de mantener los montes limpios y en estado adecuado. El testimonio del alcalde de Torás y otros alcaldes, denunciado que habían pedido hace más de un año a la conselleria que limpiara el monte -ahora quemado- y no había hecho caso, la pusieron en otro aprieto, denunciando su desaparición de escena para evitar quemar -nunca mejor dicho- su imagen.
Mireia Mollà ha sido además muy aficionada a llamar la atención, subiendo vídeos bailando en pijama con su gato a redes sociales, gastando en actos de autobombo y hasta en un curioso estudio para conocer el sexo de los pulpos y su reproducción en aguas valencianas.
Se ha enfrentado a colectivos generando dolores de cabeza al gobierno valenciano, desde los deportistas de montaña por la prohibición de ir en bici por los parques naturales, los apicultores, su radical oposición a la ampliación del Puerto de Valencia -aunque en esto iba de la mano del resto de Compromís-, o reproches por falta de inversión en l’Albufera y los problemas de no poder quemar la paja del arroz.
Al final, sus trabas a los presupuestos que estaba negociando el Botànic, en el que será su último presupuesto antes de las elecciones cruciales de mayo, ha acabado con ella. A Aitana Mas no le ha temblado el pulso, y seguro que muchos hoy en Compromís y el PSPV-PSOE están de fiesta tras la decisión. Compromís quema su tercer conseller tras Vicent Marzà y su amiga Mónica Oltra. C'est fini.