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¿Hasta qué punto los españoles pueden estar tranquilos?

Están intranquilos, no a causa de un hipotético futuro gobierno de Feijóo, sino por el desastre al que nos está llevando el actual.

¿Hasta qué punto los españoles pueden estar tranquilos?

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Hay un error garrafal en la estrategia monclovita de desprestigio de Alberto Núñez Feijóo que mucho me temo, tiene autoría común con el famoso manual de resistencia (que no con tesis doctoral alguna). O quizás dos. Ustedes los ordenan a su gusto.

Con esa preocupación permanente con la que sale en tromba la práctica totalidad del sobredimensionado gabinete ministerial, argumentario en mano, para poner verde al líder de la oposición, escenifican su temor y encajan -mal- el roto que se niegan a reconocer. La cantinela de los poderosos y sus terminales mediáticas y el sometimiento a la ultraderecha ya huele a naftalina. Y es de libro que al inane y al débil se le ignora y ningunea. El ataque continuo, obsesivo recientemente, muestra su desazón. Y lo hacen de forma infantil y sobreescenificada.

Se pregunta la ministra Alegría -con Celàa, es de suponer, por educación- hasta qué punto los españoles pueden estar tranquilos … y retórica y repetitiva como la colegiala de antaño (anterior a su engendro de Ley escolar) que es, recita sentencias que ponen a Feijóo a los pies de los caballos. No ha dicho dormir tranquilos … pero el odioso traductor automático ha surtido efecto. Y se han alborotado las redes sociales con la sobreactuación de la susodicha, dejando una respuesta paralela sobre los reiterados incumplimientos, contradicciones y mentiras que acumula la política gubernamental. Vaya, que lo ponen a huevo para la chanza.

La portavoz Rodríguez, que en otro estilo, más sobrio, más mesetario, compite en chulería con su antecesora, dice que con Feijóo “ni al parchís”. Con lo que a ellos les mola jugar con los dados cargados, y comerse una y contarse veinte. Que en eso el gobierno es como los machirulos que tiene la Montero de Igualdad entre ceja y ceja.

Y el melifluo Bolaños -instalado en las apuestas de accidente administrativo- haciendo de Fouché de tres al cuarto, tahúr de fuera borda, desbarrando de lo lindo, arropado por la ministra Montero de los Eres, que encima fue la que sacó los pies del plato en el Congreso (broma pesada sobre Feijóo y el Senado aparte). Sus socios podemitas están que trinan con el trilerismo de papeles y plazos en la ley trans.

A la gallega comunista Díaz, que sabe de la retranca de su paisano, hasta para denostarlo le entra la risa floja y se enreda, como siempre. Y Calviño, Ribera y Escrivá haciendo de las suyas con la pasta, la luz y las pensiones.

Se pregunta la ministra Alegría hasta qué punto los españoles pueden estar tranquilos. Pues mire usted, ya le digo yo que no lo están. Pero no a causa de un hipotético futuro gobierno de Feijóo, sino por el desastre al que nos está llevando el actual. Hará bueno cualquier otro.