La batamanta blanca
El principal problema de la sanidad española es la ceguera política y la utilización electoral de los movimientos Batamanta.
Andan revueltos los movimientos político-sindicales de la izquierda con la demonizacion de la gestión sanitaria de Ayuso. Críticas al Zendal, a la atención primaria y a las listas de espera. Afortunadamente para los ciudadanos de Madrid, de todo ese montaje, Ayuso se defiende bastante bien sola. Dicho sea, poco apoyo recibe de los propios interesados, galenos y sanitarios, ni siquiera de las baronías de su propio partido.
Mientras, en las comunidades mediterráneas con identidades lingüísticas a respetar, resulta que cunde entre sus coordinados jerarcas la idea de primar en concursos y oposiciones de médicos y enfermeros el conocimiento y el uso de la lengua autonómica sobre el de la ciencia o especialidad médica. Leemos hoy que en las pruebas de la sanidad pública valenciana que prepara Puig se valorará tres veces más el conocimiento del valenciano que los cursos de especialización científica.
Antes de escribir estas líneas, he buscado publicaciones médico-científicas en valenciano. No he encontrado nada relevante. Apenas alguna tesis. La totalidad abrumadora en castellano y en inglés.
Imagino que Puig cuando va al médico público, (si es que no hace como la vicepresidenta de Sánchez o el alcalde Ribó que acuden a la privada o a la concertada) prefiere que el doctor que le atiende destaque por su valenciano-parlantismo y no por el conocimiento de la ciencia que ejerce.
Yo no. Y no para mí, sino para todos los usuarios de la sanidad pública. Prefiero los mejores médicos, los mejores científicos, con los más amplios conocimientos; por que de entenderse, hablando, seguro que nos entenderemos.
Los movimientos batamanta blanca nada han dicho de este improperio contra su profesión, ni de este ataque contra el Progreso, la Libertad y la Ciencia. Les imagino reunidos en la carpa-casal de Bravo en el descampado de la Fe nueva, diseñando estrategias para criticar al hospital Zendal, a las concesiones del sistema Alzira de Ribera Salud o al IVO.
El principal problema de la sanidad española es la ceguera política y la utilización electoral de los movimientos Batamanta.
Las mejores mentes de nuestro país, las más esforzadas, están en la sanidad. Históricamente los médicos han tenido que superar la excelencia en las pruebas selectivas de acceso a la universidad a las que deben de llegar con un expediente académico de sobresaliente fraguado desde la infancia. 6 años de durísima carrera. Preparar y aprobar el MIR. 4 años de residencia, extenuante y con sueldos de auxiliar, para acabar el resto de sus vidas profesionales peleando por una plaza que nunca tienen en propiedad, por qué los concursos son una suerte de merced político-festiva organizada por una conselleria regida por señoras o señores que hoy están aquí y mañana en agricultura y medio ambiente, o en su casa si es que se puede.
Pero entre las mejores mentes entregadas a la ciencia y a la vocación de darse a los demás y cuidar su salud, para el tripartito prima no el que más sepa, sino el que cumpla los requisitos lingüísticos aislacionistas que la secta impone. Mientras, los sindicatos, los movimientos Batamanta Blanca nada hacen por evitar ese atávico retroceso.
Otro día hablaremos de la sostenibilidad presupuestaria de la sanidad pública, o de las vocación botánica a dirigir hacia dos determinados grupos empresariales sanitarios, afines a sus intereses, los presupuestos de refuerzos sanitarios para reducir el desastre de la desatención y las listas de espera. Esos sí, sin efectuar ningún concurso ni licitación. Vamos, a dedo. Y no hay protestas de los batamanta.