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¿Le da igual a Sánchez perder las elecciones en la Comunidad Valenciana?

Puig tiene razones para pensarlo: El boicot al trasvase Tajo-Segura es el último episodio de una lista de desprecios en poco tiempo como la financiación, las agencias o los PGE 2023

Ximo Puig y Pedro Sánchez

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E. M.

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La Comunitat Valenciana es en estos momentos la comunidad con mayor peso en población y actividad económica con un presidente socialista, tras caer Andalucía -la que fuera la joya de la corona del PSOE- del lado del PP. Por eso, en las elecciones autonómicas del 28 de mayo en territorio valenciano se juega una de las principales batallas electorales, con unas encuestas en empate técnico entre izquierda y derecha y el PP ansiando reconquistar la región donde gobernó con mayoría arrolladoras 20 años.

En la Comunitat Valenciana no sólo se juega Ximo Puig continuar al frente de la Generalitat, también Pedro Sánchez, pues perder el gobierno valenciano sería un síntoma evidente de que Sánchez ya no tiene tirón y de que el fin de ciclo del sanchismo se acerca, un golpe mortal a los planes de Moncloa a meses de las elecciones generales.

Sin embargo, los últimos movimientos del Gobierno de Pedro Sánchez hacia la Comunitat Valenciana parecen más encaminados a perjudicar a Ximo Puig que a echarle una mano. Puig, que es un barón que no destaca por levantar la voz y generar líos como otros compañeros suyos como Emiliano García Page -no ha criticado la reforma de la sedición y de la malversación-, está viendo en cambio que su lealtad no se está pagando desde Moncloa, más preocupada por mimar a los nacionalistas.

De Tajo-Segura a los PGE, la financiación, las agencias...

En los últimos meses, Puig ha tenido que encajar varios reveses del Gobierno de Sánchez que no le dejan en buena posición ante sus votantes. El último, las pretensiones del ministerio de Transición Ecológica que ponen en peligro el trasvase Tajo-Segura, donde además al presidente valenciano le prometieron una cosa que no ha cumplido luego el gobierno, beneficiando para colmo a un socialista crítico como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, frente al dócil Ximo Puig, que ahora no se ha visto en más remedio que alzar algo la voz.

El tema del agua, muy sensible en el sur de la provincia de Alicante, puede convertirse en una sangría de votos para el PSOE en esa zona, y cuando los sondeos dan un margen tan ajustado, no se entiende el traspiés del Gobierno a Puig, más cuando va precedido de otras zancadillas como no otorgar a la Comunidad Valenciana ninguna de las agencias -la Agencia Espacial Española y la Agencia de Inteligencia Artificial - que el Gobierno quería descentralizar. Ximo Puig se quedó a dos velas pese a las potentes candidaturas de Alicante y Elche.

Los Presupuestos del Estado para 2023 también fueron recibidos con polémica en la Comunidad Valenciana, al estar la provincia de Alicante a la cola de inversiones. Desde los socialistas valencianos no se entiende que no cuide a una región en los presupuestos un año tan crucial, mientras el PP recibe la munición necesaria. Y de la falta de presupuesto se llegará a mayo con otro problema enquistado: la reforma de la financiación autonómica, que sigue encallada pese a la promesa de Sánchez a Compromís de resolverla en seis meses -llevamos ya tres años esperando- o el esqueleto presentado por la ministra de Hacienda.

Todos son peros del Gobierno a Puig en un momento, además, donde el panorama nacional puede restarle al PSOE en la Comunitat Valenciana. Si en 2019 Ximo Puig hizo coincidir las autonómicas con las generales para beneficiarse del tirón de Sánchez, ahora reza para que los valencianos no castiguen a Sánchez a través del voto en las autonómicas.

De esto el PSPV-PSOE sabe mucho: en 1995 ya perdieron la Generalitat en parte por la ola de cambio favorable al PP que se vivía en España y las noticias de la corrupción socialista. Ahora además asoma el caso Azud por el horizonte con titulares poco halagüeños para Ximo Puig. Si a esto sumamos que el Gobierno de Sánchez con sus últimas decisiones parece que no esté muy interesado en ayudar a los socialistas valencianos, a Puig se le complica la reelección, gracias a su propio partido.

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