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Cambia el tono -y las tornas- en el juicio contra Camps

Poco o nada, con carácter probatorio de lo que la interrogada haya sido testigo directa y que sin embargo parece auto de fe para la acusación pública.

Los investigados en el banquillo de la Audiencia Nacional.

Publicado por
Fernando García Bonet

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La sesión de ayer miércoles -la última de esta semana porque una nueva incidencia organizativa ha hecho suspender la sesión de hoy- transcurrió con dos declaraciones muy distintas, casi diametralmente opuestas. La de Isabel Jordán, secretaria ejecutiva de Orange Market y de otras marcas del grupo de empresas de Correa, y la de Salvadora Ibars, en su día directora General de Promoción Institucional que, en la práctica, dirigía la estrategia de comunicación de la Generalitat Valenciana. Entre ellas la de Silvia Caballer, la de Vicente Farnós y la de Enrique Navarro, Jefe de Gabinete de la entonces consellera Alicia de Miguel, también acusada en este proceso judicial, y la gerente de la Luz de las Imágenes, Mª del Carmen Díaz Quintero. Distintas en la forma de interrogar por parte de la fiscal y distintas, también, en la forma y contenido de las respuestas.

En un empático coloquio con la representante del empresario en la cúspide de este entramado, la interrogada fue contando como si de una tertulia se tratara, opiniones personales, suposiciones y conjeturas sobre las relaciones de sus jefes con Francisco Camps, que ilustraron a la perfección -como muestra- el viaje dominical de la interesada para una reunión en el Club de Tenis, donde tras descansar en un salón (“con sofás y cristaleras”, dixit) desde el que vio “en ropa deportiva” a Camps con su familia, esperó la entusiasta vuelta de Álvaro Pérez, quién tras encontrarse brevemente con el entonces presidente de la Generalitat, les anunció que lo harían todo en relación con el Open de Tenis que se pretendía programar y a la que su empresa aspiraba a licitar.

Sólo consta el “entusiasmo” de Álvaro Pérez tras el ignoto encuentro con “el presidente en ropa deportiva”

Nadie nada aclaró -ni la interrogadora ni la interrogada- sobre el contenido de la reunión, ni siquiera sobre si llegó a celebrarse como tal y con quien. Sólo consta el “entusiasmo” de Álvaro Pérez tras el ignoto encuentro con “el presidente en ropa deportiva”. Poco o nada, con carácter probatorio de lo que la interrogada haya sido testigo directa y que sin embargo parece auto de fe para la acusación pública.

Muy distinta resultó la extensa intervención de la señora Ibars, en cuyo desarrollo cuesta trabajo suponer que la Fiscalía -pedagogía judicial aparte- ignore cuestiones tan elementales como el organigrama institucional, el carácter de los puestos y cargos de libre designación por su perfil político -se le llegó a preguntar, insólitamente, si hizo algún tipo de prueba o examen para acceder a Dirección General- o aspectos instrumentales tan sencillos como puede ser el proceso de elaboración de un diseño (de un pabellón de Feria en el caso), la supervisión del mismo, y su producción o fabricación en tiempo y forma. Como cuesta trabajo entender la insistencia en adjudicar a la acusada responsabilidades contractuales que no forman parte de su perfil orgánico. Y que naturalmente ella rechazó de manera categórica.

Más categórica resultó todavía, negando de forma taxativa la más mínima relación con el presidente Camps: “ningún tipo de relación personal o profesional, lo he conocido más ahora en los pasillos … que entonces, cuando no tenía ningún tipo de relación con él. No he despachado nunca, ni he tenido una reunión nunca con él. Lo he dicho siempre, ningún bedel de la Generalitat me ha visto entrar en su despacho, ni a él en el mío … ni tomarme un café con él en la Plaza de la Reina …”

(Y curioso al menos, el poco discreto pase de notas escritas entre la abogada representante del PSOE como acusación popular, y las de la Fiscalía, que no pasó desapercibido a los asistentes)

La hipótesis del mercadeo de beneficios por mentiras entre la Fiscalía Anticorrupción y algunos acusados, que el periodista Arcadi Espada -profundo conocedor del caso desde el punto de vista mediático- abonaba en su artículo de ayer de El Mundo, cobra visos de realidad con este cambio de tono y de tornas que la sesión inacabada de ayer dejó sobre la mesa del Tribunal.

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