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La resaca de la Crida abre un capítulo de reflexión

El acto del inicio de las Fallas tuvo una asistencia histórica pero quizá hay que replantearse de los discursos a la música, el castillo y sobre todo el botellón

Crida 2023

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Pepe Herrero

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Tras la locura vivida el domingo por la tarde con una asistencia histórica, se abre un más que necesario episodio de reflexión sobre el acto y cómo lo queremos. Son numerosas las voces que se van alzando para que el acto se repiense por varios motivos. Vamos a intentar desgranarlos tal cual lo vemos en la opinión pública.

Ubicación

A nadie se le escapa que la ubicación es histórica y única. De hecho, a la plaza se le llama así, ‘Plaza de la Crida’. Pero de un tiempo a esta parte se ha popularizado tanto que creo que es momento de sentarse y analizar lo que supone esta masificación y los riesgos que entraña para tratar de minimizarlo. La multitud congregada a lo largo del puente apenas tiene escapatoria y en caso de emergencia sería tremendamente complicado evacuar a alguien.

Espectáculo

Blanco y negro para este capítulo. Lo negro es que la ambientación musical comienza a cansar según algunos de los asistentes. Y es que no es lo mismo la verbena o disco móvil de tu falla en la que si quieres participas y si no te vas a otro lado, que estar en la plaza esperando un acto del que no tienes escapatoria, o te tragas la selección musical si quieres ver la Crida o te marchas. Por otro lado, destacar que intentar complacer a varias generaciones con música variada es muy complejo y difícil. Los más jóvenes quieren un determinado estilo y los mayores preferimos otro. Un momento que para algunos pasó desapercibido es cuando del DJ dijo que no recogía peticiones, pero iba a complacer como excepción una de À Punt, y en ese momento se hizo el silencio con las risas y murmullos de la gente sobre el vacío que se le hizo a la polémica tele autonómica.

Lo bueno es la proyección sobre las Torres de Serranos de un espectáculo visual y musical que sí que gusta y llega a todos como prolegómeno del acto. Por cierto, este año mucho menos ideológico que otros años, no sabemos si porque este año son elecciones.

Llegada de los vehículos oficiales

La muchedumbre apostada bajo las Torres de Serranos desde principio de la tarde no entendía por qué los coches oficiales que llevaban a las autoridades y a las Falleras Mayores y sus cortes entraban por Blanquerías en lugar de ir por la calle Serranos y aparcar en la plaza de los Fueros sin molestar a los asistentes. La entrada de los coches fue bastante caótica.

Discursos

Han sido bastante criticados las formas de dar los discursos con una cantinela final que provoca la llamada a los aplausos pero no termina de gustar. En defensa de las Falleras Mayores de Valencia hay que entender lo que supone estar ahí arriba y ser el centro de todas las miradas. Me ofrezco al año que viene a ir a los ensayos y aconsejarles algunos detalles.

Himnos

Tres detalles sobre los himnos. El primero es que se echa de menos alguien que cante en directo junto a la Banda Municipal de Valencia el Himno Regional. Lo segundo es que queda bastante mal ver al alcalde balbucear como si lo cantara cuando todos sabemos que no se lo sabe. Y el tercero es más anecdótico, ver como muchos concejales de la izquierda valenciana omiten cantar la primera estrofa del himno que dice textualmente “per a ofrenar noves glòries a Espanya”. Aunque es cierto que alguno como Grezzi ni siquiera lo canta.

Castillo final

Sigue siendo muy criticado el hecho de que durante la estrofa final del Himno Regional se lance el castillo de fuegos artificiales. Crece la demanda de que hasta que la última nota del himno no suene, ni se aplauda ni se comience el castillo.

Macrobotellón

Me dejo para el final algo delicado pero que estoy seguro que deberemos tratar muy seriamente. La Crida no puede ser un macrobotellón legal ni convertirse en una tarde de Sodoma y Gomorra dejando la ciudad tan sucia como la dejamos. Por nuestra imagen y nuestra salud, creo que debemos poner encima de la mesa la posibilidad real de concienciar a los falleros de no llevar alcohol al acto. Y si alguien no va a la Crida por no poder beber, decirle muy claro que vamos a un acto fallero. Pero esto es responsabilidad de todos los falleros, no del gobierno municipal de turno. No al alcohol en la Crida

En conclusión, la Crida como tal hay que repensarla y mejorarla para disfrute de todos y emblema del comienzo de la fiesta fallera.

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