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Juicio a Camps. El presidente tranquilo

Resulta insólito el tono intimista del interrogante planteado por la Fiscalía, que, abandonando los hechos incontrovertibles, fue derivando hacia un relato subjetivo de las sensaciones.

El ex presidente Francisco Camps atendiendo a los periodistas en las inmediaciones de la Audiencia Nacional.

Publicado por
Fernando García Bonet

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Con el desorden literal que ya caracteriza las sesiones del proceso que se sigue en la Audiencia Nacional contra 26 encausados, la “pieza principal” -no en términos jurídicos sino mediáticos- ha empezado a verse ayer. Desde las once de la mañana, y aunque las previsiones eran para la jornada de hoy jueves, el ex presidente de la Generalitat Valenciana Francisco Camps declaró durante un par de horas largas a una Fiscalía desarbolada -y recogiendo velas-, con la contundencia que corresponde a quién ejerció el cargo durante dos legislaturas y se despidió apenas iniciada la tercera con una sobrecogedora mayoría absoluta cuando ya estaba en marcha el feo asunto de los trajes, que marcó, sin embargo y con jurado popular, el inicio de hasta diez absoluciones o sobreseimientos, pese a las ya famosas 169 portadas de El País (estos días corren los memes en las redes sociales sobre la llamativa ausencia informativa del no menos famoso Tito Berni).

Camps ha recordado en sus respuestas que fue también concejal del Ayuntamiento de Valencia con Rita Barberá y Conseller de Educación y Cultura con Eduardo Zaplana. Un trío ganador -si no de ases- de los populares en la Comunidad Valenciana, que tal vez por ello no se ha librado de las acusaciones en sede judicial de sus adversarios políticos. (No dijo que fue también Secretario de Estado y Delegado de Gobierno, porque -al parecer- se ha centrado en sus responsabilidades políticas propiamente valencianas).

Y en ese tono que a menudo los más críticos califican de altanero (“yo era el presidente, y no podía ser amigo de mis consellers, directores generales o altos cargos sobre los que mandaba” vino a decir ayer; citando incluso a González Pons o Cotino, con los que “suspendió” temporalmente esa relación personal anterior) fue desmontando con argumentos y fechas las diatribas de la fiscal. Curioso que el presidente de la Sala, José A. Mora, no haya permitido que se repitiera la última de las preguntas (“¿estaba usted intranquilo?”), pese a la insistencia de Camps en añadir argumentación a su primera y tajante contestación denegatoria. Aunque la curiosidad se compadece más bien con el insólito tono intimista del interrogante planteado por la Fiscalía, que, abandonando los hechos incontrovertibles, fue derivando hacia un relato tan opinable como subjetivo de las sensaciones. Algunos letrados consultados se muestran sorprendidos de que Mora no la considerara improcedente. Quizás por ello zanjó el asunto -y el cuestionario fiscal- para dar paso, advertidas las limitaciones con las que puede intervenir como perjudicado económico, al redicho letrado externo contratado por la Generalitat cuya participación, muy controvertida, fue resuelta con un par de “nos” rotundos. Tras haber quedado fuera de juego, desde el primer día, las nuevas pruebas documentales con pretensiones acusatorias para Camps y terceros (como la deportista Niurka Montalvo).

A este cronista le ha parecido chocante que se haya adelantado Javier Cencillo, patrocinador de David Serra -Delgado y Gil, los letrados de Camps, intervendrán hoy copando previsiblemente toda la sesión- para poner en evidencia una de las aseveraciones de Álvaro Pérez, Jordán y Magariños (todos del entramado Correa) afirmando haber ido a pedir favor a la farmacia de la plaza del Ayuntamiento de la mujer de Camps en una fecha en la que ésta no existía, y que -al parecer- el Ministerio Público ha “comprado” en sus respectivas conformidades. Como chocante resulta que el streaming en YouTube no pueda ya visionarse posteriormente porque “el usuario que subió este video lo ha retirado” … (También los primeros, que han estado disponibles y con numerosas visualizaciones hasta hoy, han sido retirados o “son privados”. Cuando la vista es, naturalmente, pública).

Como rezan los culebrones al uso: Continuará. Y muy probablemente, como ya se vio en Instrucción, continuará constatando -entre otras cosas- que difícilmente podía Camps estar jugando al paddle un domingo en el Club de Tenis de Valencia, antes de que esas nuevas pistas se construyeran. Todo un clásico: las mentiras (legítimas en las declaraciones de un acusado en su propia defensa) tienen las patas muy cortas.

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