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Juicio a Camps: ronda de testificales (y de neuronas, tal vez)

La preocupación mostrada por las acusaciones, fue sin embargo indagar maliciosamente en su antigua, no ocultada, y permanente amistad personal con Camps

Ignacio Blanch

Publicado por
Fernando García Bonet

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Tras una larga pausa coincidente con las valencianas fiestas josefinas, el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional como (¿última?) pieza separada del afamado caso Gürtel y con el ex presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, como principal encausado, se reanudó ayer.

Cabría llamarlo irónicamente “indulto temporal fallero”, y recordar palabras de D. José A. Mora que preside, viniendo a decir que esta vista debiera haberse celebrado en el cap y casal, dado el protagonismo numérico de acusados que por aquí habitan, como es también el caso del propio magistrado.

Sea como fuere, tras la larga declaración de Camps que ocupó las dos anteriores jornadas, la semana fallera que ha cursado con entusiasmo tras la pausa trienal que provocó la pandemia, ha sido también una pausa judicial justificable pese a que, en la práctica, signifique un nuevo retraso en una causa que pretende -y debe- impartir justicia acerca de hechos que se produjeron hace ya más de una larga decena de años.

En la sesión de ayer dio comienzo la ronda de testificales propuestas por la Fiscalía Anticorrupción y la Acusación Popular que ejerce el PSOE representada por la letrada Gloria de Pascual Teresa, aceptadas y compartidas asimismo por buen número de las defensas.

La más extensa y sustanciosa fue la del periodista profesional y por titulación académica Ignacio Blanch, ampliamente experimentado en su propio perfil, que ha desarrollado sus labores en sus propias empresas, en diversos medios de comunicación, en gabinetes de prensa institucionales, en el Consejo de Administración del extinto Canal 9 (hoy À punt redivivo) en tiempos zaplanistas cuando lo dirigía su amigo confeso Pedro García, también periodista.

Entre tantas otras actividades características del profesional independiente o autónomo. Más raro -hay que reconocerlo- es que durante algo menos de dos años de esa dilatada carrera resultara Gerente de Orange Market, el nombre que “ingeniosamente” eligiera Francisco Correa para sentar sus reales en la Comunidad Valenciana mediante una nueva firma de su compleja y extensa trama empresarial con sede principal en Madrid.

La preocupación prioritariamente mostrada por acusaciones y defensas del empresario y sus colaboradores primeros, fue sin embargo indagar maliciosamente en su antigua, no ocultada, y permanente amistad personal con Camps (“asistió hace un par de meses al entierro de mi padre”) y, en su caso, con Esteban González Pons -al que algunos no evitan salpicar mediáticamente en aguas revueltas- ya que los tres compartieron aula y pupitres en el Colegio de los Jesuitas junto al Botánico. Les convendría leer a Platón, o a Aristóteles, al respecto y dejarse de chorradas presuntamente delictivas.

Porque lo cierto es que el Sr. Blanch, lejos de avergonzarse de sus tempranas amistades colegiales, mostró decisión y franqueza para separarlas claramente de cualquier conducta inapropiada. Inapropiada, por cierto, encontró este cronista habituado ya el modo de interrogatorio “garzoniano” que la fiscal Concepción Nicolás practica, adelantando respuesta precocinada a su pregunta (“una tapadera … ¿no”, por ejemplo, al preguntar acerca del evidente fraccionamiento de facturas presentadas y cobradas por diferentes empresas de la trama Correa).

Una sola pregunta de Pablo Delgado -patrocinador de Camps- bastó para aclarar la diferencia, que al parecer cuesta entender, entre Presidencia y Conselleria de Presidencia (por cierto “conselleres” es plural femenino en valenciano, señora fiscal). Igualmente rotundo fue al afirmar no constarle amistad alguna entre Camps y Álvaro Pérez. Y en recordar que su contratación en Orange Market (2003, pero antes de la Presidencia autonómica de Camps) se debió a su legítima amistad con Pedro García.

Curiosa la torpeza exhibida por la letrada del PSOE -no obstante haber sido colocada en su día por Zapatero en la Organización Europea de Investigación Nuclear (CERN)- preguntando por sus funciones al testigo, técnico superior en la materia, que trabajó para el famoso Pabellón de FITUR desde Orange Market. “No siga por ese camino … no es objeto de lo que se está juzgando”, le espetó Mora citando con sorna a los Rolling y no a Shakira o a Rosalía, que pudiera haber resultado más fashion.

Mientras, en el Congreso, el profesor Tamames desgranaba su filtrado y contundente discurso contra el Gobierno de Sánchez. Impresionante, aunque también espectacular en su acepción más literal. No menos que esta primera ronda de testificales y de neuronas acusatorias algo alborotadas. Continuará.