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Juicio a Camps: Insólita y pertinaz testifical acusatoria

Durante las sesiones van desfilando testigos que, pese a su promesa o juramento de decir verdad, mantiene una premeditada ambigüedad como si les fuera la vida en ello.

Francisco Correa en una comparecencia por video conferencia.

Publicado por
Fernando García Bonet

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En la tercera y plúmbea sesión de testificales propuestas por la Fiscalía Anticorrupción con la adhesión de otras acusaciones y algunas defensas de acusados (conformados) de la trama empresarial de Correa, última de la larga pausa decretada hasta después de Pascua -todo muy valenciano-, más de lo mismo.

(Y por cierto, todo apunta -como era previsible- a que en plena campaña electoral, para mal o para bien, algunos titulares de prensa relacionados con este juicio que se sigue en la Audiencia Nacional como pieza específica de la Gürtel que tiene al expresidente de la Generalitat Valenciana Francisco Camps como objetivo a batir, serán utilizados como arma arrojadiza contra candidatos populares)

La insólita y pertinaz actitud acusatoria de la experimentada funcionaria que ejerció in illo tempore de secretaria personal del mismo Joan Lerma, y durante un largo período posterior en la secretaría de Salvadora Ibars en su condición de Directora General de Promoción Institucional en el organigrama formal de la Conselleria de Presidencia -que no en la propia Presidencia de la Generalitat como se pretende por la Fiscalía- rebasó, a criterio de buena parte de los letrados consultados por este cronista, todos los límites (o líneas rojas, nunca mejor dicho).

Con la absoluta complacencia de la fiscal Concepción Nicolás y, como ya ocurriera con el exconcejal delator José Luis Peñas, el paciente beneplácito del magistrado presidente y ponente José A. Mora, la testigo -con un brazo en cabestrillo que suscitó piadoso comentario de éste: “si se siente mal en algún momento, nos lo dice y hacemos una pausa”- proactiva, enérgica y hasta eufórica, sin embargo, enhebró un rosario de suposiciones, valoraciones personales y hasta indemostrables confidencias poco coherentes con la ancestral función que se compadece con el puesto desarrollado, adoptando en la práctica un rol claramente acusatorio contra su exjefa y contra Camps, innecesariamente compatible con la demostrada lealtad a las siglas de su antiguo Jefe. (Nada permite sospechar, naturalmente, que como en otros casos que ya han desfilado por la Sala 1 de San Fernando de Henares, la testigo se viera condicionada por pacto previo alguno con acusaciones o acusados concretos)

Pero lo cierto es que, de nuevo, hubo que esperar a las repreguntas del letrado valenciano Pablo Delgado que junto a Belén Gil ejerce la defensa de Camps, para que en un agrio -y algo subido de tono- interrogatorio que disgustó a la presidencia del Tribunal, se deslindara lo objetivo de los hechos directamente conocidos o presenciados, de la inútil farfolla de las interpretaciones subjetivas, la reproducción de cotilleos (el “run run” de pasillos) o las hipótesis propias cogidas con alfileres y pespunteadas con la habilidad de una experta costurera de relatos. Para terminar reconociendo que ella no sabía nada pero es lo que se dice en la calle. O no tan inútil, que eso está por ver mucho más adelante en los respectivos escritos de conclusiones de acusaciones y defensas, y definitivamente en la sentencia del Tribunal que muy probablemente será -visto lo visto- ad calendas graecas.

Se reproducen así actitudes y comportamientos que este cronista ya vio en el primigenio “juicio de los trajes” y en otras causas contra políticos o dirigentes del PP valenciano, como el llamado Caso IVAM entre los últimos. Y por cierto ambos con contundentes absoluciones finales. Un paseíllo de figurantes que, pese a su promesa o juramento de decir verdad, mienten por omisión o premeditada ambigüedad como si les fuera la vida en ello.

Tirando de la maldita hemeroteca, y a propósito de otro de los controvertidos testigos recientes, Ignacio Blanch el periodista amigo de Camps y González Pons, resulta interesante la noticia de El Mundo del 4 de mayo de 2010 en la que la entonces diputada, hoy imputada ex vicepresidenta de Ximo Puig, Mónica Oltra (el karma …), lo acusaba sin fundamento alguno, de estar de asesor en Presidencia tras haber sido Gerente de Orange Market. Más recientemente, TVE, titulaba “Extrabajadoras de Gürtel aseguran que Camps introdujo la trama …” (21.02), “El Bigotes: “pedía a Camps que le ayudara y él lo hacía” (20.02), pero poco más desde el pasado día 9. Arrimando el ascua a una impropia sardina, al tratarse del ente público.

Disfrutemos de la pausa, de la Semana Santa Marinera y de la Mona de Pascua.

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