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El drama de Puig: un PSPV en depresión para el 23-J y pierde hasta en su pueblo

Los socialistas valencianos tienen que afrontar unas generales en 50 días con el partido en shock tras perder la Generalitat, con el debate sucesorio y con cargos que se van al paro

Ximo Puig acude en Morella a votar

Publicado por
Enrique Martínez

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“Ponte tú ahora a hacer campaña por Pedro Sánchez después de haber pagado aquí los platos rotos ¿Con qué cara vamos a ir a poner sus carteles?”, es un comentario de un dirigente socialista tras en menos de 12 horas enterarse que el PSPV-PSOE pierde la Generalitat Valenciana y una parte del poder municipal y que encima deben seguir de campaña en para las generales del 23 de julio.

Ximo Puig, abatido como demostró la noche del 28 de mayo tras ver que él mejoraba resultados -ha subido 4 escaños- pero en cambio la derecha arrasaba con 53 diputados, considera que ha hecho una gestión y estaba bien valorado, pero que la ola de antisanchismo se le ha llevado por delante… y ahora debe hacer de tripas corazón y mientras barrunta su propia sucesión, salir a pedir el voto por Pedro Sánchez. Una buena papeleta, nunca mejor dicho.

El PSPV-PSOE va a ver encima como numerosos cargos que estaban en la Generalitat se van a ir al paro y el próximo mes de julio estarán más preocupados en buscar trabajo que en pegar carteles de Pedro Sánchez… O lo que es peor, están afilando los cuchillos en un socialismo valenciano acostumbrado a las guerras internas -que sólo los 8 años en la Generalitat frenaron- y que ahora van a aparecer en el horizonte.


El drama de Ximo Puig es de tan magnitud que de las tres veces que se ha presentado, esta es la que ha obtenido más escaños, pero sin embargo la que se le lleva por delante ante la destroza de sus socios, Compromís y Podemos. Puig puede incluso hasta perder Morella, su pueblo natal y donde fue alcalde tantos años, feudo del PSOE y que por primera vez puede pasar a manos de un grupo independiente si pacta con el PP. La puntilla a su final al frente de la Generalitat.

El consuelo del socialismo valenciano es que mantiene algunas alcaldías importantes en la provincia de Valencia, e incluso puede tener la Diputación por una carambola del destino de un puñado de votos, pero es consuelo insuficiente de un partido desmovilizado que lo que menos quiere ahora es salir a pedir el voto por alguien al que culpan de sus males, Pedro Sánchez.