España, capital Waterloo

Estos días abundan los youtubers y los streamers más populares, en general, viniendo a concluir tras las elecciones de este 23 de julio, que sea cual sea el resultado, los españolitos se lo merecen. Y que disfruten lo votado. Que así es la democracia. Majos.

Extraña también a los nuevos notarios de la realidad que, sin duda, están empezando a sustituir a los periodistas clásicos, pues que las encuestas, una vez más, han fallado estrepitosamente... Y que Sánchez en definitiva, le tiene muy cogido el punto al personal y de ahí que aguante más que aquel tan añorado conejito de Duracel.

Digno es de destacar también, que nada más cerrada la jornada electoral, y para que no hubiera ninguna duda de que continuamos en pleno sanchismo, surgiera inmediatamente el último escándalo político que hoy nos anega; y que estriba en saber cuanto aguantará el prófugo Puigdemont el pulso con Sánchez antes de acabar apoyando su nueva investidura presidencial. Y a cambio de qué.

De ahí que el epicentro político se haya obviamente desplazado desde Madrid a la residencia del President de la República Catalana en el exilio, en la histórica Waterloo, que es por ello el objeto de todas las miradas nacionales e internacionales; y muy especialmente del mundo de los inversores y de la economía en general. Ávidos naturalmente todos ellos, por saber cuál será la decisión que finalmente adoptará el President catalán sobre quién ha de presidir a su vez el gobierno de España en los próximos cuatro años.

Es sencillo concluir por ello, que en efecto a Sánchez le dio en la anterior legislatura Txapote y sus colegas, y en muchas de las ocasiones, el aire imprescindible para poder seguir sin novedad en la Moncloa. Y a partir de ahora, el relevo en tal función vital para la Presidencia de nuestra nación, lo toma generosamente el por ello tan providencial President Puigdemont. Desde su nostálgico exilio en Waterloo.

Cómo para mear y no echar gota....