Las risas de Àgueda Micó
La Conselleria de Educación, dirigida por Compromís, fueron alejándose de las formas típicas valencianas aceptadas ya en su día en las Normas de Castellón de 1932.
La dirigente de Compromís, Àgueda Micó, acusó a la portavoz del Consell, Ruth Merino, de “no saber hablar valenciano” porque cambió “vesprada” por ”tarda” en su salutación en Rueda de Prensa; vamos, que Micó se erigió en autoridad lingüística sin mas. El atrevimiento no pasaría de anécdota jocosa sino fuera la primera vez que Compromís irrumpe en las competencias de la Academia Valenciana de la Lengua, la AVL, creando serios problemas de convivencia ya superados en el tiempo.
Efectivamente, el acuerdo al que llegaron los presidentes Zaplana y Pujol en 1999 se basó en usar la definición “valenciano” evitando otras alternativas. Se trataba de no romper la unidad de la lengua ni aceptar la definición de Las Baleares. Un complicado equilibrio donde Zaplana escogió la alternativa de la denominación, esto es: la vía de las normas ortográficas buscando un marco peculiar y normal del valenciano dentro del sistema lingüístico compartido con las Baleares, Cataluña, Rosellón, franja de Aragón y el Alguer, siendo la AVL la autoridad lingüística aceptada por ambas partes.
Incorporada la AVL al Estatuto de Autonomía en su reforma de 2006, en su art. 6.8, como autoridad lingüística, para el PPCV, el PSPV y EUPV el conflicto de la lengua desapareció de la política valenciana y se dio como resuelto. Pero fue la incorporación de Compromís en 2015 al Pacte de El Botànic cuando este irrumpió en el sistema de equilibrios de la AVL desbaratando el pacto inicial; desde la Conselleria de Educación, dirigida por Compromís, fueron alejándose de las formas típicas valencianas aceptadas ya en su día en las Normas de Castellón de 1932.
Volvieron a introducir, por ejemplo, la expresión “us” alternativa a “vos”, la terminación verbal “eix” alternativa a “ix”, o el castigo de la “x” sustituyéndola por “s” (“vixca” por “visca”) y otras por el estilo. Ademas, cerraron las puertas a cualquier entendimiento ganado de antemano con la desplazada RACV y fácil de arreglar. Pero lo más fuerte fue la decisión de la Conselleria de entonces desdibujando la autoridad estatutaria de la AVL aceptando como interlocutores al mismo nivel a la Universidad y al IEC.
De aquellos lodos estos barros. Compromís, arrogándose una autoridad que no tenía comenzó a irrumpir en el equilibrio de 1999 y 2006 y de ahí el nuevo embrollo que elppresidente Mazón ha tenido que zanjar para que el asunto no fuera a mayores y reunirse prontamente con la presidenta de la AVL. Los fundamentalismos como los de Compromís pueden crear serios problemas de convivencia cuando se invocan viejos fantasmas.