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Ximo Puig, de presidente a comentarista de mobiliario de su ‘ex casa’

El ex presidente socialista se dedica a criticar al estilo ‘Todo Casa’ los cambios de decoración del Palau de la Generalitat tras la llegada de Mazón como si fuera su vivienda

Ximo Puig con la escultura de Alfaro retirada

Publicado por
Enrique Martínez

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Ximo Puig ya no es el inquilino del Palau de la Generalitat Valenciana que ahora ocupa Carlos Mazón desde el pasado mes de julio, pero el ex presidente parece que tiene morriña y ha dedicado su labor de oposición a una cosa muy curiosa: comentar y criticar los cambios de decoración del que fue durante ocho años su centro de trabajo.

Como si se tratara de su casa particular, a Ximo Puig no le han gustado las decisiones de mobiliario del nuevo equipo de Carlos Mazón y ha dejado buena cuenta de ello en sus redes sociales. Para el ex presidente socialista, la retirada de una gran escultura de Andreu Alfaro que él puso en medio del Palau de la Generalitat es una gran afrenta

Andreu Alfaro es libertad. Antes iluminaba el Palau de la Generalitat. Ahora, han desmontado su escultura, escondida, olvidada. Todo un símbolo. Otro desprecio cultural. Destruir sí, no crear”, comentaba Ximo Puig sobre la decoración del Palau.

Sin embargo, el actual equipo de Carlos Mazón responde al ex presidente que el Palau de la Generalitat no era la casa personal de Ximo Puig: “la escultura no puede ser de acceso exclusivo a los invitados VIP de Puig”. La citada escultura estaba además en medio del patio, generando problemas de movilidad con las personas con discapacidad y para cualquier acto, y taladrada en el suelo de un edificio que es un bien protegido.

El nuevo gobierno del PP resituará la escultura en un espacio público, indicando que se están manteniendo conversaciones con el Ayuntamiento de Valencia "para localizar una nueva ubicación de acceso y disfrute de todo el público valenciano y no sólo para los invitados de Ximo Puig” como ocurría hasta ahora. Mientras tanto, el ex presidente sigue a lo suyo, criticando los cambios de decoración como si el Palau hubiera sido su casa particular. Y como si no hubiera más problemas.

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