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Mazón presume de españolidad valenciana en la Villa y Corte

Arcas vacías con el mayor déficit y la mayor deuda del gobierno más costoso que ha pasado por la plaza de Manises desde la instauración de la España de las autonomías

Carlos Mazón, durante su intervención en el Foro ABC.

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Ángel del Río

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Con la Presidenta de la Comunidad y el Alcalde de Madrid en primera fila y la secretaria general de los populares Cuca Gamarra guardándole la espalda, el Molt Honorable ha saltado al ruedo del Foro de ABC enérgico y deportivo a partes iguales. Introducido por el director del periódico, quién no ha ahorrado muestras de cariño hacia Valencia y los valencianos -conviene recordar su larga etapa en Las Provincias dónde también fue director- y presentado por Manuel Broseta, presidente de Conexus, que como ha recordado ya lo hizo en un foro semejante anterior a las elecciones que llevaron al alicantino Carlos Mazón al timón de la Generalitat Valenciana, y de la Comunitat Valenciana como gusta en repetir.

No ha habido sorpresas. Directo, expeditivo y en tiempo breve ha desgranado lo mollar de sus setenta y ocho días -festivos incluidos ha remarcado guasón- de gobierno. Arcas vacías con el mayor déficit y la mayor deuda del gobierno más costoso que ha pasado por la plaza de Manises desde la instauración de la España de las autonomías. Bien lo sabe quién esta misma mañana ha reducido al 50% el número de asesores con un ahorro de hasta 13 millones de euros, que sumados a los 7 por la reducción de dos conselleries, “no son el chocolate del loro como dicen algunos, sino que dan para construir un hospital …”. La sanidad hecha unos zorros -lo del hospital de Ontinyent sin quirófanos es de traca, si no fuera tan grave-, la educación ideologizada (no ha evitado hacer mención a la “policía lingüística”), la fiscalidad disparada -la más alta de España-, la convivencia deteriorada con el señalamiento de ciudadanos de primera o de segunda según la lengua que hablan en casa, y con el valenciano que se habla en la calle señalado y alejado del pretendidamente institucional. El medio ambiente como arma arrojadiza para impedir el desarrollo, con la ampliación del puerto como objetivo a obstaculizar en beneficio de otros, el desprecio al regreso de la America's Cup, el disparate corregido por la justicia del plan para el río Turia y la calamidad de la revisión del de La Albufera.

Con elegancia, aunque con crudeza, no ha olvidado los líos del ex marido de Oltra ni los enjuagues del hermano de Ximo Puig. Ni la docena larga de altos cargos investigados al respecto.

Del detalle al concepto, ha anunciado la agilidad administrativa que se debe deducir de la implantación habitual y razonable del silencio positivo y de las declaraciones responsables en materia de permisos y licencias (“no será la excepción sino la regla”). Y una declaración entusiasta: “bienvenida la inversión”.

Y el agua y la financiación. Sedientos como estamos de una y de otra, las ha citado con cierta ceremonia y protocolo para reforzar su importancia. Nada de eso ha interesado mucho al Botànic. Otra cosa, otras cosas son las que han pasado en los últimos ocho años, que no viene a cancelar sino a abrir las puertas cerradas. Al distrito único en educación y, en consecuencia, a la libertad de elección de colegio para tus hijos, a la libertad para expresarse en la lengua deseada, al refuerzo de la sanidad primaria y la decidida implantación de la salud mental. A la libertad en suma.

Y, citando dos estrofas del Himno, ha sentenciado que “la españolidad forma parte de la más profunda valencianía” (per ofrenar noves glòries a Espanya) y que 5,3 millones de valencianos de primera división son su modelo de gobierno (valencians en peu alcem-se). Al mismo tiempo y como demostración, en Fruit Attraction (IFEMA), feria que antiguamente se hacía en Valencia, empresas como Móndefruta, por ejemplo, recuerdan que abren a diario la persiana creando riqueza y puestos de trabajo.

No ha desaprovechado la oportunidad para posicionarse en “la construcción de la unidad (de España) desde la diversidad y desde la igualdad”, ni para enfrentarse desde los principios a la imposición ideológica. Ni para declararse liberal, sin más alarde ni falsa modestia. Y citando a su paisano Azorín, en el 150 aniversario de su nacimiento, ha reivindicado que la Comunitat Valenciana es España.

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