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Día contra la violencia y acoso escolar: Por mí y por todos mis compañeros

Cualquiera de nuestros hijos, sobrinos o nietos podría ser víctima de acoso, y es esencial estar preparados y saber detectarlo a tiempo

La autora de la opinión, Pilu Hernández Dopico.

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La educación es una piedra angular en la construcción de una sociedad mas justa y equitativa. Los pilares que sostienen este edificio son, sin duda, las escuelas, colegios, institutos y universidades, pero también las familias. En el Día contra la Violencia y el Acoso Escolar, quiero hacer énfasis en una realidad que, por desgracia, sigue siendo demasiado presente en nuestras aulas: el acoso entre iguales.

La educación no comienza y termina en el aula. La formación y los valores se cultivan desde la infancia, en el seno del hogar, y se refuerzan y consolidan en el ámbito educativo. Si bien es cierto que las instituciones educativas tienen una responsabilidad en la formación de los alumnos y en garantizar un entorno seguro y libre de violencia, también lo es que la familia juega un papel esencial en este proceso.

Desde el pupitre de Pilu, es vital recalcar que la erradicación del acoso escolar no puede recaer únicamente en las manos de los docentes. Es una responsabilidad compartida, donde la familia tiene un papel fundamental. Si en casa no se inculcan valores de respeto, empatía y tolerancia, es difícil esperar que los niños y jóvenes los manifiesten en el aula.

Los profesores pueden proporcionar herramientas, estrategias y recursos para prevenir y combatir el acoso. Pueden crear ambientes de confianza donde los alumnos se sientan seguros para hablar y buscar ayuda. Pero este esfuerzo será en vano si en casa no se refuerzan estos valores y no se promueve un ambiente de diálogo y entendimiento. El trabajo conjunto entre familia y escuela es la clave para hacer frente a este grave problema. Las conversaciones en casa sobre el respeto y la empatía, la escucha activa, el fomento de la autoestima y el fortalecimiento de habilidades sociales son esenciales para crear ciudadanos conscientes, responsables y respetuosos.

Es fundamental que, como sociedad, tomemos conciencia de que la violencia escolar no es un problema aislado o que solo le ocurre a otros. Cualquiera de nuestros hijos, sobrinos o nietos podría ser víctima de acoso, y es esencial estar preparados y saber detectarlo a tiempo. A continuación, menciono algunos focos que los padres, madres y tutores deben tener en cuenta:

Cambios en el comportamiento: Si un niño que siempre ha sido extrovertido de repente se muestra retraído, o si comienza a mostrar un rechazo inexplicable hacia la escuela, podrían ser señales de alarma.

Síntomas físicos: Dolores de cabeza o estómago frecuentes sin causa aparente, insomnio o pesadillas recurrentes pueden ser indicadores de que algo no va bien en la escuela.

Herramientas digitales: Con el auge de las redes sociales y la comunicación digital, el acoso ya no se limita a las aulas. Es esencial revisar periódicamente las interacciones en línea de los niños y asegurarse de que no sean víctimas de ciberacoso.

Diálogo constante: Crear un espacio seguro en casa donde los niños puedan hablar libremente sobre su día y sus experiencias es esencial. A veces, una simple pregunta puede revelar situaciones que de otra manera permanecerían ocultas.

Participación activa: Estar involucrado en la vida escolar de los niños, conocer a sus amigos y estar en contacto con sus profesores puede ayudar a detectar problemas desde una etapa temprana.

Desde el pupitre de Pilu, en este Día contra la Violencia Escolar, queremos recordar que no solo es una lucha de las víctimas o de sus familias. Es una responsabilidad colectiva, de cada uno de nosotros, garantizar que las aulas sean espacios seguros y libres de acoso. Por mí, por ti y por todos nuestros compañeros, trabajemos juntos para erradicar la violencia escolar.

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