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"Dejar de fumar duplica la supervivencia de pacientes con cáncer de pulmón"

Este 17 de noviembre se celebra el Día Internacional Contra el Cáncer de Pulmón, una enfermedad de la que se estima que, a finales de 2023, se diagnosticarán 31.200 casos.

Los doctores Arribas, Peñalver y Sandiego - IVO

Publicado por
Sergi Tarazona

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En España, el cáncer de pulmón es la primera causa de mortalidad por cáncer en el hombre y la segunda en la mujer, tras el cáncer de mama. Si se tienen en cuenta ambos sexos, el cáncer de pulmón es la primera causa de muerte por cáncer, ya que supone el 20,3% de muertes por cáncer. El cáncer de pulmón es una enfermedad grave que afecta a miles de personas en todo el mundo. Solo en España, se estima que a finales de 2023 más de 31.200 personas habrán sido diagnosticadas de cáncer de pulmón. Una patología que, en términos globales, superará el millón de casos en el mundo, según alerta la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Entre sus causas, el tabaco sigue siendo el principal factor de riesgo: los expertos estiman que entre el 80 y el 90% de los cánceres de pulmón los padecen fumadores o exfumadores.

Desde la Fundación Instituto Valenciano de Oncología (IVO), los doctores Arribas, jefe del Servicio de Oncología Radioterápica, Peñalver, jefe del servicio de Cirugía Torácica; y Sandiego, médico adjunto del Servicio de Oncología Médica, abordan el tratamiento del cáncer de pulmón desde un enfoque multidisciplinar que combina tratamientos como la radioterapia, la cirugía y la oncología médica. En este sentido explican que los avances en la comprensión de las alteraciones moleculares y la disponibilidad de terapias dirigidas están revolucionando el tratamiento y mejorando la calidad de vida de los pacientes. En materia de prevención, el abandono del tabaco sigue siendo crucial para reducir el riesgo de esta enfermedad.

Oncología Radioterápica

El doctor Leoncio Arribas, destaca el “papel fundamental de la radioterapia en el tratamiento del cáncer de pulmón”. Subraya que la radioterapia es uno de los tratamientos más utilizados en esta enfermedad, junto con la cirugía y los tratamientos sistémicos. Su utilidad “se extiende desde tumores pequeños no operables por diversas razones hasta tumores de tamaño intermedio con adenopatías, y más recientemente, en metástasis, con la intención de alargar la supervivencia y mejorar la calidad de vida de los pacientes”.

La radioterapia ofrece varios enfoques, pero la modalidad externa de los aceleradores de fotones es la más común. En este método, el paciente está tumbado en una camilla y recibe radiación desde el exterior. Ocasionalmente, se utiliza la braquiterapia, que implica la introducción de radiación a través de un catéter hasta el interior de los bronquios.

Aunque menos comunes, los protones también pueden emplearse, aunque los resultados suelen ser similares a los obtenidos con fotones, con ventajas en situaciones específicas. El tratamiento de radioterapia consiste en administrar energía en forma de radiación en las áreas afectadas por el tumor. Esta energía tiene un efecto inmediato, destruyendo células cancerosas en milisegundos, así como un efecto retardado, dañando células que posteriormente mueren en horas, días o semanas después del tratamiento. Además, puede afectar a largo plazo al obstruir los vasos sanguíneos que nutren el tumor, lo que provoca su muerte de manera diferida.

Un avance significativo en la radioterapia es la capacidad de minimizar la dosis de radiación en el tejido pulmonar sano gracias a la tecnología moderna y el control del movimiento respiratorio del paciente durante el tratamiento. Esto permite el tratamiento efectivo de pacientes que, debido a problemas respiratorios, no son candidatos para la cirugía, utilizando la radioterapia sola o combinada con tratamientos sistémicos. El doctor Arribas también enfatiza “la importancia de combinar la radioterapia con la quimioterapia en la mayoría de los casos, ya que estos tratamientos actúan sinérgicamente para mejorar las tasas de curación”. Cada vez es más común la utilización conjunta de tratamientos sistémicos, más allá de la quimioterapia tradicional, con la radioterapia.

En términos de calidad de vida, la radioterapia, como cualquier tratamiento oncológico, conlleva efectos secundarios. Sin embargo, gracias a las nuevas técnicas y tecnologías mencionadas anteriormente, el porcentaje de pacientes con complicaciones graves ha disminuido significativamente, en particular, en los pulmones y el esófago.

Los avances en radioterapia en el cáncer de pulmón son notables. El uso de la Radioterapia Estereotáctica Fraccionada (SBRT) ha proporcionado una esperanza de curación a pacientes con tumores pequeños que no eran candidatos para la cirugía. Esta técnica también se aplica en pacientes con metástasis pulmonares, lo que ha llevado a largas supervivencias. Además, la combinación de inmunoterapia con SBRT ha demostrado que es posible mejorar las tasas de respuesta en muchos pacientes, incluso metastásicos .

La incorporación de la tomografía por emisión de positrones o la tomografía computarizada (PET/TC) en la planificación del tratamiento y el control de la respiración durante la radioterapia con técnicas de reconocimiento del movimiento corporal con infrarrojos han contribuido a disminuir los efectos secundarios en los pulmones y el esófago. Hoy en día, todos los tratamientos de radioterapia para el cáncer de pulmón se realizan utilizando la tomografía computarizada de planificación en cuatro dimensiones (4D) o con respiración mantenida.

Pese a que el pronóstico vital del cáncer de pulmón ha mejorado considerablemente en los últimos años, el Dr. Arribas recuerda “la importancia crítica de dejar de fumar lo antes posible, así como prevenir que los jóvenes comiencen a fumar ya que, simplemente dejando el tabaco, se duplicarían los resultados de supervivencia”.

En etapas tempranas de la enfermedad la cirugía está considerada como la mejor opción terapéutica

El doctor Juan Carlos Peñalver, jefe del servicio de Cirugía Torácica del IVO, profundiza en el papel crucial de la cirugía en el tratamiento del cáncer de pulmón. A pesar de los avances en otras modalidades de tratamiento, la cirugía de resección pulmonar “sigue siendo la mejor opción terapéutica, particularmente en las etapas más tempranas de la enfermedad, donde el tumor se encuentra únicamente en el tórax”, afirma. La cirugía implica la resección del tejido pulmonar que alberga el cáncer y los ganglios linfáticos relacionados.

La técnica de elección para la extirpación de tumores pulmonares sigue siendo la lobectomía, que consiste en la eliminación de un lóbulo pulmonar. Sin embargo, “los diagnósticos más tempranos permiten la detección de lesiones más pequeñas, lo que ha llevado a un aumento en la realización de segmentectomías, una cirugía más conservadora en la que solo se elimina una parte del lóbulo afectado”, subraya el jefe de Cirugía Torácica del IVO. Esto ha demostrado ser una opción eficaz para preservar la función pulmonar en pacientes con cáncer en etapas tempranas.

El Dr. Peñalver destaca los avances significativos en la cirugía torácica, como la incorporación de la cirugía robótica, que permite al cirujano acceder al tórax mediante pequeñas incisiones y disponer de una mejoría en la visión del campo quirúrgico y en la accesibilidad a espacios reducidos con mayor seguridad. Además, conlleva una recuperación más rápida y menos dolor para los pacientes.

La cirugía para el cáncer de pulmón se beneficia enormemente de la evaluación multidisciplinaria de casos, en la que radiólogos, patólogos, neumólogos, oncólogos, radioterapeutas, cirujanos, psicólogos, anatomopatólogos, biólogos moleculares y otros especialistas trabajan en conjunto para definir un enfoque personalizado para cada paciente. Además, los programas de recuperación rápida, que enfatizan la participación activa de los pacientes en su recuperación, han demostrado acelerar la rehabilitación posoperatoria y disminuir el tiempo de hospitalización.

Oncología médica

Por su parte, el doctor Sergio Sandiego, médico adjunto del Servicio de Oncología Médica del IVO, recuerda que el tabaquismo “sigue siendo el principal factor de riesgo para el cáncer de pulmón, ya que está detrás del 90% de los casos. Dejar de fumar es una de las medidas más efectivas para reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad. Además, prevenir que los jóvenes comiencen a fumar es fundamental para reducir la incidencia de cáncer de pulmón en el futuro”.

El cáncer de pulmón no es una enfermedad homogénea; existen varios tipos, aunque globalmente se catalogan en dos grandes grupos, el carcinoma de pulmón no microcítico (CPNM) y el carcinoma de pulmón microcítico (CPM). Los tratamientos varían según el tipo de cáncer y su estadio. Además, el conocimiento de las alteraciones genéticas específicas en las células cancerosas ha llevado al desarrollo de terapias dirigidas a estas alteraciones.

En la actualidad, las terapias dirigidas, como los inhibidores de EGFR, ALK, RET, y otros, están transformando el tratamiento del cáncer de pulmón. Estos fármacos atacan las vías moleculares específicas que impulsan el crecimiento del tumor, lo que ha demostrado mejorar significativamente la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes con tumores que llevan estas alteraciones.

La inmunoterapia es otro avance revolucionario en el tratamiento del cáncer de pulmón, que utiliza el sistema inmunológico del propio paciente para atacar las células cancerosas. Las tasas de respuesta con esta técnica son muy significativas en pacientes con cáncer de pulmón avanzado y han mejorado significativamente la calidad de vida de aquellos que responden bien al tratamiento. Además, se están investigando terapias de combinación que utilizan inmunoterapia junto con quimioterapia o terapias dirigidas para mejorar aún más los resultados de los pacientes.

El doctor Sandiego señala además, que “el diagnóstico y el tratamiento del cáncer de pulmón están experimentando una transformación con la incorporación de la biopsia líquida”. Esta técnica no invasiva permite la detección de mutaciones genéticas y otras alteraciones en el ADN del cáncer a partir de una simple muestra de sangre. La biopsia líquida proporciona información valiosa sobre el perfil genético del tumor, lo que puede guiar el tratamiento y la elección de terapias dirigidas.