Un poco de empatía, por favor
En nuestra mano está evitar ese insoportable dolor a los animales en los últimos minutos de su vida, países como Suiza ya han prohibido que se hierban vivos a los crustáceos.
La capacidad de sentir y su expresión a través de las emociones no son cuestiones exclusivas de la especie animal Homo Sapiens. El consenso, en este sentido, de la comunidad científica es una realidad. Y cada vez es mayor el número de estudios y artículos que abordan esta cuestión e incluyen a nuevas especies y órdenes de animales en que se ratifica la sintiencia.
En este último grupo, se encuentran los crustáceos y entre ellos, las langostas, centollos y bogavantes. Creo que no es necesario un informe científico, si dedicas un poco de tiempo a observarles, para saber que en las peceras de restaurantes y en los mostradores de supermercados estos animales no quieren estar. De hecho, hasta les inmovilizamos las pinzas para que no puedan defenderse. Y si se ven en la necesidad de defenderse es porque no sienten un ambiente de confort.
Si a la captura secuestrándolos de su hábitat, a su retención en un lugar inhóspito para ellos (minúsculas peceras o incluso superficies de hielo sin estar siquiera sumergidos en agua) y a la anulación de cualquier capacidad de defensión, unimos la forma extremadamente cruel en que se les ejecuta, el trato que estamos dando a estos animales carece de cualquier ápice de humanidad.
A bogavantes, centollos, langostas y otros animales pertenecientes al grupo de los crustáceos se les ejecuta lanzándoles a ollas de agua hirviendo o incluso depositándoles sobre planchas y sartenes que se encuentran a elevadísimas temperaturas. Estos, se retuercen de dolor, gritan e incluso se rompen las patas intentando escapar de un sufrimiento extremo. Y yo me pregunto, ¿Cómo alguien puede observar con impasibilidad este dantesco espectáculo?
La innovación es una cuestión ampliamente aplicada y valorada en cocina, sin embargo, seguimos olvidándonos de sus protagonistas involuntarios, en algunos casos incluso conservando costumbres tan aberrantes como ésta. ¿Por qué perpetuar esta terrible, desalmada y anacrónica forma de maltratar a los animales, provocándoles un dolor extremo y totalmente innecesario?
Precisamente por este motivo, países como Suiza hace años prohibieron prácticas tan cruentas como hervir a los crustáceos vivos. Y estas medidas, tarde o temprano, terminarán llegando a nuestro país.
Mientras tanto, en nuestra mano está evitar ese insoportable dolor a los animales en los últimos minutos de su vida. Pongámonos en su lugar y, ni les hagamos ni permitamos que les hagan por nosotros aquello que no nos gustaría que nos hiciesen.
Un poco de empatía, por favor.
La ONG FAADA ha iniciado una campaña para pedir al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación que se prohíba hervir crustáceos vivos en España. Tienes más información en el enlace: https://faada.org/peticiones/crustaceos