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Diana Morant, silencio en el espacio socialista

Tiene la ventaja que contará con el apoyo de la organización del PSPV si así lo ordena Ferraz de acuerdo con Moncloa. Pero ni se le ha oído ni ha dicho que quiere ni lo que quiere.

La ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, durante la Conferencia Internacional 'El futuro de las chicas STE(A)M', en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía,

Publicado por
Josep María Felip

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En Gandía, cuando una abuela le pregunta a otra qué tal es la novia de su nieto, suele responder: “es boniqueta...callaeta, neteta i bona per al recaos” Es lo que seguramente oiríamos si preguntara una gandiense a otra por Diana Morant, la presunta candidata de Pedro Sánchez para dirigir el PSPV dada la orfandad sobrevenida con la esperada renuncia de Ximo Puig al liderazgo de los socialistas valencianos.

A estas alturas de la crisis abierta a por la herencia entre las familias socialistas valencianas el pasado lunes, a Diana Morant no le hemos oído decir nada al respecto. Ni mucho antes ni menos ahora. Parece que lo de callada es lo que aprendió al acceder en 2015 a la alcaldía de Gandía al decantarse por su candidatura el único concejal de Ciudadanos que le había prometido el voto un día antes a Arturo Torró, el candidato del Partido Popular más votado, y poco después, al renunciar José Manuel Orengo al liderazgo de los socialistas gandienses y acceder Morant a la secretaria general del PSPV de La Safor. La fortuna le acompañó desde 2011 cuando se afilió a esa agrupación local.

Es difícil explicar qué virtudes vio Pedro Sánchez en Diana Morant, ingeniera de telecomunicaciones por la Universidad Politécnica de Valencia, joven agraciada del clan del PSOE de Gandía que siempre la apoyó, al igual que en su día a Ximo Puig. A no ser que sean las mismas virtudes que las abuelas del lugar ven en la novia del nieto. Pero que pasó sin ruido por esa Universidad de Valencia, pionera en cierta tecnología aplicada a la robótica para la agricultura.

Se le presume candidata para la secretaría general del PSPV a elegir por los delegados socialistas al congreso extraordinario del próximo mes de febrero. Pero no está tan clara la opción. No existe un consenso de base entre la militancia por un liderazgo impuesto desde Ferraz y Moncloa, la sede del PSOE y del Gobierno de España respectivamente, sobre una militancia que le molesta los “dedazos”. De ahí la exigencia a Ximo Puig que asegura la transición para que no se repita el drama de 1999 con un Joan Romero en minoría como sucesor de Joan Lerma, secretario general del PSPV que a un mes de las elecciones a Les Corts renunció por no aceptar que desde Ferraz le impusieran las listas de candidatos, abriendo a Eduardo Zaplana la mayoría absoluta en sucesivas Legislaturas en unas compitiendo, entonces, con un precipitado Antonio Asunción al que Antonio Lis, entonces portavoz del PPCV escribía aceradamente: “Asunción, que mariposea su vanidad por los mítines”. No cabe duda que lo mismo podría ocurrir con la Morant.

Como tampoco se sostiene que es Ministra del Gobierno de España, cuando es la menos conocida después de tres años. Y ni aún se ha explicado como podría compaginar ese cargo con el liderazgo de los socialistas valencianos, del PSPV, cuando por igual motivo se descalifica a otros candidatos como Alejandro Soler, diputado al Congreso de los Diputados por Alicante; si la solución es hacer a la Ministra Senadora territorial, pues también puede hacerse lo mismo al otro candidato que fue alcalde de Elche que recaba más alianzas entre la militancia y cuenta con el apoyo de Ferraz y Moncloa al igual que presuntamente cuenta ella.

Bien es verdad que el PSPV es un partido sin personalidad propia, sometido a los dictados de los domicilios políticos de Madrid. Y tal como están las cosas, el PSOE no se puede permitir un espectáculo de reparto de la herencia tal como en su día se disputaron la de Joan Lerma, Joan Romero, Antonio Asunción, Joan Ignasi Pla y Jorge Alarte hasta la llegada de Ximo Puig. Un ciclo de veinte años de hegemonía del Partido Popular.

"Los pelayos" y otras familias

Pero, ¿quién tiene la llave de la sucesión? Esa es la pregunta, pues la situación actual no es la de 1999, ya que el aparato del PSPV ha ganado una estabilidad que Joan Romero no supo hacer. Hoy, el aparato que facilita el ganar, o no, un Congreso, de decantar alianzas, son los cuadros procedentes de las juventudes socialistas, entrenados en mil trapacerías congresuales, que conforman el actual aparato del PSPV, saben lo que quieren y han roto su “techo de cristal”; y el objetivo de todo aparato político organizado es permanecer y sobrevivir. Hasta ayer eran “Ximistas”, a partir de hoy podrán ser lo que ellos quieran siempre y cuando sean los interlocutores de Santos Cerdán, el Secretario General de Organización del PSOE y le garanticen la transición; si tienen que ser “Morantistas” lo serán, o si tienen que ser “Soleritas” también.

Decidirá Madrid buscando la estabilidad que el aparato les garantiza, y de acuerdo con la política de alianzas entre las familias donde el eje Soler-Bielsa-Ábalos es, por ahora, el mas decidido a por la herencia. Y no debemos olvidar que Pilar Bernabé, José Muñoz, Sandra Gómez, y toda la familia de “Los Pelayo”, nombre que viene de donde estaba la sede de las juventudes socialistas en la calle Pelayo, son los que mandan en el el “triangulo de poder” del Palacio del Temple-Calle Hospital-Palacio de Benicarló. Y el resto de familias lo saben, pues son los que van a decantar el Congreso, y necesitan contar con ellos. Son los que menean las cerezas.

A 30 días vista esta por madurar la presunta candidatura d Diana Morant. Tiene la ventaja que contará con el apoyo de la organización del PSPV si así lo ordena Ferraz de acuerdo con Moncloa. Pero ni se le ha oído ni ha dicho que quiere ni lo que quiere, cuando Bielsa y Soler si que lo han dicho. Y Ximo Puig, su mentor por sus amistades gandienses, ya no está en condiciones de asegurarle más que una recomendación a Pedro Sánchez. Interesante será ver como se resuelve la sucesión en el PSPV que no es baladí, pues quien mande en el PSPV será el candidato en 2027, o antes, a La Generalitat cuando todo indica un ciclo largo de hegemonía del Partido Popular. Pues eso, una chica como un pan sin sal como dirían las abuelas castellanas.

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