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La Falla King Kong, el proyecto fallido de la izquierda

"Una montaña de petardos y petardas es lo que sois tú y los tuyos". La contestación de Vicent Mompó a la campaña de desprecio por parte de la izquierda a la mascletà prevista en Madrid.

Julio Tormo fue uno de los impulsores de la revolucionaria falla de la transición, la falla King Kong, que duró solo tres años (1978-1980).

Julio Tormo fue uno de los impulsores de la revolucionaria falla de la transición, la falla King Kong, que duró solo tres años (1978-1980).

Publicado por
Josep María Felip

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La han liado por ignorantes. Este jueves, Rita Maestre, la portavoz de Más Madrid, la organización de izquierdas madrileña que comparte con Compromís asiento preferente en el Sumar de Yolanda Díaz, hacia unas declaraciones despreciando la celebración de la “mascletá” en Madrid-Rio como “una montaña de petardos” que perjudica a los pájaros madrileños, declaraciones a las que ha tenido que salir al paso el Alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, al considerarlas un desprecio a los valencianos que están en su derecho de promocionar sus fiestas josefinas en la capital de España.

Al poco, Borja Sanjuan, concejal del ayuntamiento de Valencia por el PSPV, la sucursal valenciana del PSOE, calificaba la fiesta en Madrid-Rio de “catetada”. Tal menosprecio lo vertía en una conocida tertulia de radio donde se debatía sobre las palabras de Rita Maestre. A Borja Sanjuan le han recordado que eventos pirotécnicos y promoción de las Fallas se ha hecho ya en otras ciudades, como en París, y nadie lo criticó de ese modo.

Las palabras de la portavoz de Más Madrid y las del concejal del PSPV han sido consideradas un insulto a las Fallas por el presidente de la Diputación de Valencia, Vicent Mompó, y el teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Valencia, Juan Carlos Caballero; el primero, contestaba que “una montaña de petardos y petardas es lo que sois tú y los tuyos”; y el segundo, ha calificado las palabras de Rita Maestre de "sarpullido de antivalencianismo" acusando a la dirigente madrileña de "humillar a las Fallas y, por ende, a los valencianos".

La cosa no pasaría de ahí si no fuera por el significado de las palabras de Rita Maestre y Borja Sanjuán, como es el menosprecio hacia la Fiesta Mayor de los valencianos. Una fiesta popular que moviliza a toda una ciudad que en su imaginario colectivo retiene lo que Joaquín Sorolla pintó en 1914 para la Hispanic Society of America de Nueva York en uno de los 14 paneles que allí se exponen sobre las regiones españolas al hacer referencia a la Región Valenciana. Una imagen recreada anualmente en la Ofrenda y es reproducida en cada una de las 300 comisiones falleras de la ciudad. Un menosprecio falsamente elitista que ignora la opción que hizo suya la izquierda hace 46 años con la Falla King Kong.

Efectivamente, en la Transición fue sonada la movida de la Falla King Kong. Fue una iniciativa de la izquierda que, “de una fiesta “de la calle” pasaría a ser otra separada de los problemas de la calle”, en palabras de Josep Vicent Marqués en el Llibret de la falla de 1978, uno de los principales promotores del regreso a la raíz critica de la fiesta de las fallas por medio de su recuperación por la izquierda política en los primeros años de la democracia. Las experiencias de las movilizaciones populares del movimiento ciudadano –de barrios y de vecinos– durante la Transición, como el “El Saler per al poble”, y “El llit del Turia es nostre i el volem verd”, desembocaron en una reivindicación del carácter popular y crítico de las fiestas falleras por parte del mismo movimiento ciudadano una vez salido de la clandestinidad,

Impulsada por independientes del movimiento vecinal de Valencia y por el sector mayoritario del PCPV-PCE, por el PSP-PV, USPV, Germania Socialista –GS–, y con la ausencia de la federación provincial del PSOE, profundamente críticos y opuestos a la jerarquía de la Junta Central Fallera de entonces, la creación de la falla King Kong sirvió como un elemento de movilización popular organizado por militantes, simpatizantes e independientes de los partidos de izquierda, junto a falleros, profesores e intelectuales interesados en la recuperación popular de las fiestas josefinas y críticos con la manipulación folclórica de las fallas.

En la primavera de 1977 se inscribía la falla en la Junta Central encabezando un incipiente movimiento crítico en las agrupaciones falleras de Valencia, como fueron la Agrupación de fallas Ruzafa-Gran Vía, o de Rascanya-Torrefiel. Formaban parte de la Comisión de la King Kong, entre otros, Manuel Sánchez Ayuso, Julio Tormo, Fernando Villalonga, Lluís Aguiló, Andreu Alfaro-Hofmann, José Cabrera, Salvador Dolç, Alejandro Escribano, Vicent Franch, Alo y César Montesinos, Enric Olmos, Josep Vicent Picó, Francesc Tarazona, Ricard Pérez Casado, Teresa Gisbert, Laura Gomar, Odile Garland, Anna Sánchez, Cuca Gómez de Mebrillera, Margarita Ducajú, y un largo etc.

Durante los años 1977, 1978 y 1979, la comisión de la falla organizó una fiesta cívico popular alternativa en la encrucijada de las calles Salamanca y Jacinto Benavente de Valencia. Esta falla se hizo famosa y cuajó en un incipiente movimiento fallero crítico, opuesto a la jerarquía de la Junta Central de entonces, heredera del franquismo capitalino que personificaban el alcalde Miguel Ramón Izquierdo, o intelectuales y concejales como Vicente Giner Boira o Josefina Ahumada, entre otros, que tuvo su reflejo en las elecciones municipales de marzo de 1979 al ganar la izquierda por mayoría absoluta en la ciudad con un programa de renovación popular de las estructuras de la fiesta.

Su carácter reivindicativo de una cultura nacional-popular valenciana se plasmó en el apoyo que recibió la comisión de la falla King Kong de personalidades del mundo de la cultura, la política y los movimientos ciudadanos, tales como Josep Vicent Marqués, Joan Fuster, Alejandro Mañes, José Antonio Noguera, Jordi Teixidor, Andreu Alfaro o Manuel Sanchis Guarner, entre otros. Sufrió varios ataques y “boicots” del GAV y de la URV durante las fiestas de 1979 que anticipó lo que sería la Batalla de Valencia pocos meses después. Se disolvió en otoño de 1980 al optar la izquierda institucional, el PSPV-PSOE y el PCPV-PCE, por el mismo menosprecio a la Fiesta Mayor de los valencianos. La historia se repite.

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