¿Quo vadis, Diana?
Pero quizás sea la dificultad en dirigir la sucursal valenciana del PSOE por “telemando” desde su palacete en Madrid donde resida su máxima debilidad.
La veremos más que Kubala en los cromos del Nestlé. La menos conocida de los gobiernos de Pedro Sánchez, Diana Morant, la designada por él sustituta de Ximo Puig al frente de la sucursal valenciana del PSOE, aparece hablando en televisión en todo acontecimiento -como ha sido en el apocalíptico incendio de Campanar- que deviene en la Comunitat. Hace su aparición en nombre del presidente del Gobierno o en el suyo propio, cuando en años no lo había hecho nunca. Hasta ahora. Y lo hace antes de ser formalmente elegida en el Congreso del PSPV los días 23-24-25 de marzo. A estas alturas es fácil adivinar lo que van a ser las operaciones de visualización teledirigidas desde Madrid para dar a conocer a una perfecta desconocida más allá de la playa de Gandia.
La que por deseos de Pedro Sánchez está destinada a ser la candidata socialista a la presidencia de la Generalitat tiene serias debilidades para serlo. Veremos en qué queda el liderazgo del PSOE en 2027 y la presidencia del Gobierno para esa fecha; un nuevo ciclo electoral se abrió el pasado 27 de mayo en España con el general desplazamiento del PSOE del poder autonómico y municipal a favor del PP y que las elecciones gallegas del pasado fin de semana confirmaron. Y los ciclos electorales en España suelen ser de onda larga.
Pero si el cabalgar sobre la onda de un ciclo adverso ya le perjudica de salida, hay otras tres razones que no podrá conjurar Diana Morant por mucho que se esfuerce. Una es el modo en que se impuso su candidatura a sus dos adversarios y las consecuencias del pacto impuesto por Sánchez y Cerdán. En cuatro semanas, con Soler de presidente del PSPV y Bielsa de vicesecretario, ambos cargos carentes de contenido cuando ambos mantienen su poder territorial intacto difícil de penetrar, pues no lo ha conseguido en años Ximo Puig, anticipa la tensión permanente entre los tres, lo ya vivido por el PSPV en otras ocasiones; por ejemplo, cuando Joan Lerma tenía que negociar sus decisiones, frecuentemente desobedecidas, con García Miralles y Felipe Guardiola antes del Congreso de 1985 en Alicante. Todo un clásico que se repite.
Otra es la falta de un aparato político propio. La organización del PSPV descansa sobre la lealtad a Ximo Puig de los antiguos jóvenes socialistas traspasada a su sucesora siempre y cuando esta respete su poder de organización y control. Una relación que ya comienza a chirriar por las visitas a la calle Hospital de pertenecientes al “clan de Gandia” para medir sus futuros despachos, ver el mobiliario y los empleados a mandar antes de celebrarse el Congreso del fin de semana de marzo. Es el peliagudo dilema por resolver de “aquí quien manda”: o los que ahora mandan en el aparato político y deciden en las instituciones: Muñoz, Bernabé, Borja, Sandra, etc., o de nuevo “Els Cosins”- Boix y Orengo-, y la estrella ascendente Víctor Mascarell “Maski”, el joven concejal socialista de Gandia y persona de confianza de Diana no muy bien visto por “Los Pelayos”
Pero quizás sea la dificultad en dirigir la sucursal valenciana del PSOE por “telemando” desde su palacete en Madrid donde resida su máxima debilidad. Escenificar su oposición al Consell PP-Vox va a ser muy complicado tratando de teledirigir desde la distancia a su Grupo en Les Corts donde van a aflorar contubernios para sustituir al actual portavoz, impuesto por Ximo Puig, por diputadas recién llegadas al PSPV, ansiosas por darse a conocer y hacerse de valer, o diputados que el atrevimiento de los jóvenes les genera animadversión; pronto invocarán el “Diana me ha dicho” generando los celos subsiguientes. Todo un espectáculo por venir.
Y junto a ese nido de conflictos está la propia incapacidad de hacer oposición al Consell de Carlos Mazón, reivindicativo frente al gobierno de Madrid en temas clave para el progreso de la Comunitat como, por ejemplo, infrafinanciación, infraestructuras viarias pendientes, trasvases de cuencas, agricultura de exportación, teniendo un pie en ese gobierno de la que se es Ministro y que mantiene en esos temas, y en otros, una postura contraria o ambigua. Si entonces lo mejor no es decir nada, o ambigüedades para no oponerse a Pedro Sánchez ¿en qué queda la alternativa de Diana Morant en 2027? En nada.
Seguramente sea este “dedazo” un espectáculo más de los que nos tiene reservados Pedro Sánchez cuando se trata de imponer candidatos frágiles de apoyo en sus organizaciones territoriales y con limitaciones serias para transmitir un mensaje, que en este caso se junta con lo insulsa que es la designada secretaria general del PSPV, vamos: un pan sin sal. Una decisión, como otras, que perjudica electoralmente al PSOE y a sus franquicias territoriales a cambio de su Caudillaje. Una reflexión que el exministro José Manuel García Margallo hacia al respecto hace pocos días en un programa de televisión dirigido por Mercedes Milá. Solo le faltó decir: ¿aunque trates de salir en la tele, adónde vas Diana Morant?