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Hedor a corrupción

El Pedro Sánchez candidato de 2018 sabría explicarle al Pedro Sánchez presidente de 2024 los motivos por los que su gobierno debe terminar

Pedro Sánchez, presidente del gobierno

Publicado por
Adrián Cedillo

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La corrupción merma la fe en la vigencia del Estado de Derecho cuando campa a sus anchas o no hay una respuesta política acorde a la entidad del daño que se ocasiona. Porque se normaliza la corrupción, fingiendo que aquí no ha pasado nada, que hay que mirar hacia otro lado.

Las palabras con las que inicio este artículo no son mías. Son sentidas frases que le dice el Pedro Sánchez candidato de 2018 al Pedro Sánchez presidente de 2024. Con esas palabras se armó el hoy presidente del gobierno un 31 de mayo para hacerse con el poder mediante la moción de censura al gobierno de Mariano Rajoy.

Durante ese discurso, Sánchez arremetió contra Rajoy y el Partido Popular con términos como el “hedor a corrupción” que, según él, irradiaba del todavía gobierno del Estado, invocando al “auténtico patriotismo cívico” de la sociedad para sacar adelante su moción de censura.

Sánchez candidato utilizó la palabra corrupción hasta en 19 ocasiones en un discurso de unos 49 minutos. Tiempo en el que se alzó como adalid del buen gobierno, tachando a la bancada de enfrente como de enemigos del Estado de Derecho después de la reciente sentencia vinculada a la Gürtel. Una sentencia que, poco más de dos años después, fue corregida por el Supremo ante lo que consideraba como “contradicciones” del magistrado de la Audiencia Nacional en las palabras que, pocos días después, servirían como argumento de Sánchez para alzarse con el poder.

Es el propio Partido Socialista y sus socios los que deberían ejercer ese papel depurador de la presunta corrupción en las instituciones, porque la Moncloa seguirá en pie cuando cambie el presidente, pero son los partidos los que necesitan limpiarse

Hoy es Sánchez el que se esconde ante los casos de corrupción. Y no es el ‘Caso Koldo’, son muchos más. El ‘hedor’ a corrupción se huele desde Canarias a Gerona si uno apunta a la Moncloa. Desde Illa a Ábalos, pasando por Pedro Sánchez y su familia más allegada, los casos de corrupción se multiplican para un gobierno que se alzó con el poder más absoluto que ha conocido España desde la llegada de la democracia, y lo hizo con la lucha contra la corrupción como bandera.

Es obvio que las recientes informaciones que se refieren a la investigación del ‘Caso Koldo’ todavía deben avanzar, pero también lo es que, bajo los criterios de Ferraz en 2018 hace tiempo que el gobierno de Pedro Sánchez debería haber caído por los continuos y graves casos de corrupción, esa misma que “destruye la fe en las instituciones cuando no hay una reacción firme desde el terreno de la ejemplaridad”, tal como relataba Pedro Sánchez candidato hace ya casi seis años.

No soy tan iluso como para reclamar a Pedro Sánchez que rectifique, pues todos sabemos que el Sánchez candidato no es el mismo que el Sánchez presidente, y que ‘Donde dije digo, digo Diego’. Sin embargo, es el propio Partido Socialista y sus socios los que deberían ejercer ese papel depurador de la presunta corrupción en las instituciones, porque la Moncloa seguirá en pie cuando cambie el presidente, pero son los partidos los que necesitan limpiarse, incluidos los socios, si, cuando el cambio se produzca, quieren volver a ostentar el gobierno en alguna ocasión.