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Comerciantes 'hartos' de los perjuicios económicos a consecuencia de las Fallas

Desde la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico de València piden que se revise la fiesta de cara al próximo año para "articular las necesidades festivas y las comerciales".

Imagen archivo botellón fallas

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Sergi Tarazona

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Que la fiesta de las Fallas, a cada año que pasa, se va convirtiendo en un 'monstruo' de grandes dimensiones que paraliza la ciudad durante casi dos semanas es un hecho. Carpas, verbenas y botellones inundan un centro de la ciudad por el que casi prácticamente imposible andar, algo que sufren los comerciantes que ven como, durante días, y cada vez son más, sus negocios pasan desapercibidos para los comerciantes ante los miles de puestos ambulantes, barras y casales que abarrotan sus barrios, haciendo que, el incremento exponencial de personas que visitan la ciudad durante estos días, no les repercuta en nada.

Por este motivo que, la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico de València ha planteado, de cara a la celebración de las próximas Fallas de 2025, la creación de un "verbenódromo" con todas las instalaciones necesarias con el fin de "garantizar la salubridad y la seguridad" de los asistentes y "sacar el botellón" que genera este tipo de eventos en el centro de la ciudad. "Las Fallas no pueden acabar siendo un reclamo para el botellón, dejando una ciudad en condiciones insalubres", ha advertido.

Así, en un comunicado, el colectivo ha argumentado que, si la financiación de las fallas pasa por la celebración de verbenas, debería establecerse "un lugar dotado de las infraestructuras necesarias donde estas puedan llevarse a cabo sin interferir en la vida ciudadana" y donde el coste de la limpieza "sea asumido por quienes se benefician".

Se trata de una de las solicitudes que ha planteado la Asociación de Comerciantes, de cara a las fiestas de 2025, y una vez finalizadas las Fallas de 2024. En este sentido, ha exigido una "revisión profunda" de la redacción del bando fallero con el propósito de "ordenar y planificar" las instalaciones como churrerías o buñolerías en espacios protegidos, "siguiendo los criterios que deben reunir dichas ocupaciones".

Todo ello, con el objetivo de "reducir las afecciones", incorporar "de forma integral" las condiciones y criterios de estos elementos que se incorporan "aunque sea efímeramente al paisaje urbano" del centro histórico y el ensanche para "impulsar la regeneración de la imagen de estas instalaciones en la vía pública" y alcanzar "las mejoras de calidad en las estampas urbanas en los espacios protegidos" en las fechas donde la ciudad recibe "el mayor número de visitantes".

En este punto, los comerciantes han recalcado la idea de que, aunque la instalación de estos elementos "sea efímera, no viene a justificar el grave deterioro que incorporan al paisaje urbano, careciendo de sensibilidad y respeto hacia aquellos elementos que poseen valor patrimonial y que preservan el carácter de Ciutat Vella y del Ensanche como lugares emblemáticos".

Extensiones publicitarias innecesarias

Asimismo, han lamentado que las extensiones publicitarias que lucen "como reclamo" estos puestos resultan "del todo innecesarias, además de improcedentes", al ser "contrarias a la filosofía" del Plan Especial de Protección de Ciutat Vella, "muy preocupado por que los procedimientos de intervención contribuyan a la mejora de la imagen urbana potenciando sus valores paisajísticos", y que se aplica de forma "muy estricta" a los establecimientos locales, pero "se obvia en relación a estos puestos impropios de un centro histórico".

Así, han considerado "enormemente injusto" que se permitan estas instalaciones en un periodo donde "la afluencia turística es enorme", cuando, durante el resto del año, a los empresarios de la ciudad "se les exige mil requisitos para la rotulación y adecuación de las fachadas de sus establecimientos, y nunca llega a proponerse imágenes tan esperpénticas como las que se permiten a estos puestos durante la celebración de unas fiestas declaradas Patrimonio". "Esta disparidad de criterios no se puede concebir", ha advertido.

Paralelamente, han acusado al Ayuntamiento, "indirectamente", de "amparar el incumplimiento de lo autorizado" e "incitar claramente a los excesos", puesto que, según han apuntado, "si no existe denuncia, es imposible para la Policía controlar todo lo que se instala".

Por ello, y de cara a diseñar una estrategia de mejora de la escena urbana, han considerado "fundamental" procurar que no se produzcan estas situaciones "año tras año, y mucho menos que dicho control recaiga" en la Policía Local, "sobrecargándola de unas tareas innecesarias en unas fechas donde deben atender infinidad de frentes".

Al respecto, los comerciantes demandan "desde hace años" que el control previo se efectúe por parte del solicitante, es decir, de las comisiones falleras: "Entendemos que le corresponde velar por lo que se instala en su demarcación y que se ajuste a lo estipulado en el bando fallero y autorizado. Lo más coherente es que esto conste expresamente en el bando fallero".

Además, la asociación ha subrayado la importancia de "articular las necesidades festivas y las comerciales" de forma que todas ellas "contribuyan a reforzar nuestras fortalezas y nuestra identidad" y a "enriquecer la imagen cultural de València". Por ello, ha apostado por la creación de "nuevos escenarios que doten de calidad ambiental estos espacios públicos de carácter singular".

Buñolerías "cada vez más grandes y con más días"

"Es imprescindible replantear muy seriamente qué tipo de actividades se autorizan y en qué lugares, puesto que la afección negativa va más allá del local frente al que se implantan. Las dimensiones de las buñolerías son excesivas en todos los sentidos y deben eliminarse las extensiones publicitarias sobreelevadas, limitándose a lo que es puramente el puesto que en modo alguno debe exceder de los 2,50 metros", ha recalcado.

En esta línea, avisa que este tipo de situaciones "acaban produciendo reiteradamente situaciones absolutamente injustas, además de intolerables para el comercio local, que se ve anulado, invisibilizado y ninguneado". Y añade que causan también "perjuicios económicos en algunos casos, lo que resulta todavía más grave".

Respecto a la duración de la instalación de buñolerías, censura que ronda ya "los 30 días, todo un despropósito" porque "afecta negativamente a la actividad de los establecimientos locales". Así, defiende que los puestos y metros destinados a mercadillos son "excesivos", por lo que plantea que sean "reducidos a la mitad, tanto en su número como en los metros autorizados a ocupar la vía pública".

Que la limpieza del botellón en verbenas "la asuman las fallas"

Por otra parte, en cuanto a las consecuencias que generan las verbenas, el colectivo de comerciantes ha recalcado que las Fallas "no pueden acabar siendo reclamo para el botellón, dejando una ciudad en condiciones insalubres". Por ello, ha planteado que, si la financiación de las comisiones "pasa por la celebración de verbenas", debería establecerse "un lugar dotado de las infraestructuras necesarias, un "verbenódromo", donde puedan llevarse a cabo sin interferir en la vida ciudadana".

Además, apuesta por que el coste de la limpieza sea asumido por quienes se benefician, "y no como ahora, a cargo del erario público". "Se ha demostrado, desgraciadamente un año más, que allí donde se llevan a cabo las consecuencias negativas repercuten en todo el entorno, y no solo en la demarcación o el recinto de la falla que lo organiza", ha señalado.

Por todo ello, la Asociación de Comerciantes ha pedido no autorizar "aquello que se sabe de antemano no se va a poder controlar y se va a desmadrar", y trasladar a la Policía Local "la vigilancia de lo que es incontrolable", y ha censurado "las extensiones publicitarias sobreelevadas de todo tipo de puestos ambulantes, especialmente en centro histórico, no solo porque invisibilizan a los comercios sino porque no puede eximirse en el bando el cumplimiento del PEP que tan severamente se aplica al empresario local".

Asimismo, apuesta por reducir las dimensiones de las buñolerías y braserías, el número de puestos de alimentación a la mitad en mercadillos y el número de metros a 60 metros como máximo. Por último, respecto a las verbenas, pide trasladar la responsabilidad del control del cumplimiento del bando al solicitante y acabar con las batucadas "incontroladas".

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