"La Otra Cara de la Enseñanza: La Presión Invisible Sobre los Docentes”
Es momento de abrir un diálogo nacional sobre la valorización del trabajo docente, reconociendo no solo la pasión y dedicación que implica, sino también las horas invisibles de trabajo
En el imaginario colectivo, la profesión docente a menudo se asocia con extensos periodos de vacaciones y una aparente jornada laboral limitada al horario escolar. Sin embargo, esta percepción dista mucho de la realidad vivida por numerosos profesionales de la educación a lo largo y ancho del país. Bajo la superficie de esta idealización, se esconde una exigencia poco reconocida: la presión social para realizar horas extras no remuneradas.
Es un secreto a voces entre la comunidad docente que la preparación de clases, la elaboración de materiales didácticos, la corrección de tareas y exámenes, así como la planificación de actividades
enriquecedoras para los alumnos, consumen una cantidad significativa de tiempo fuera del horario oficial de trabajo. Este esfuerzo adicional, fundamental para la calidad educativa, rara vez es visibilizado o valorado por la sociedad.
La preparación de una sola clase implica horas de investigación, diseño de actividades y adaptaciones para atender a las diferencias individuales del aula. Esta labor, esencial para el desarrollo cognitivo y emocional de los estudiantes, se lleva a cabo en el ámbito privado de los docentes, a menudo en detrimento de su tiempo personal y familiar. Además, la creciente demanda de innovación educativa y la integración de tecnologías en el aula exigen una actualización constante por parte del profesorado, sumando a esto la incesante burocracia que se ha convertido en una carga adicional cada vez más pesada. Estas tareas administrativas, lejos de contribuir directamente al aprendizaje de nuestro alumnado, restan tiempo valioso que podría dedicarse a la preparación pedagógica. La formación continua, esencial para adaptarse a las nuevas dinámicas de aprendizaje, y la gestión burocrática, raramente se acompañan de una compensación acorde,
añadiendo otra capa de responsabilidad fuera del horario laboral.
Este panorama pone de relieve una desconexión entre las expectativas sociales respecto al rol docente y la realidad de sus condiciones laborales. La idealización de las "largas vacaciones" eclipsa el sacrificio personal y profesional que muchos docentes realizan para garantizar una educación de calidad.
Es momento de abrir un diálogo nacional sobre la valorización del trabajo docente, reconociendo no solo la pasión y dedicación que implica, sino también las horas invisibles de trabajo que sostienen el sistema educativo. Un cambio en la percepción social es fundamental para garantizar el bienestar de nuestros educadores y, por ende, el futuro de la educación en nuestro país.