La floreciente cátedra de la nueva 'collares'
Aquellas visitas solían acabar con La Collares llevándose en un descarado 'simpa' las exclusivas piezas caprichosamente elegidas, que el quemado joyero se veía en la necesidad de 'regalarle'
Como algunos aún recordaréis, ahora que precisamente nuestros tan resolutivos políticos nos bombardean todos los días con sus imprescindibles leyes memorialísticas, democráticas o de concordia, según bando o bandería, la esposa del anterior jefe del Estado, no doña Sofía hombre/mujer/trans/fluido... etc... me refiero obviamente a la muy anterior, a doña Carmen Polo de Franco, que era también conocida mundialmente por "La Collares".
Y no solamente porque fuera una obsesiva fan y coqueta portadora de tales collares, pues mayormente la recordamos a toda hora con aquellos tan "ostentoreos" -que diría Jesús Gil- collares de perlas, eso sí, naturales que lucía. Si no porque también la buena señora, que en gloria esté, era el terror de los selectos joyeros que además de tener que soportar sus largas, tediosas e impertinentes visitas a sus elegantes establecimientos, como colofón final debían dejarse "atracar" por tan distinguida dama.
Ya que si no os falla la memoria aquellas visitas solían acabar con "La Collares" llevándose en un descarado "simpa" las exclusivas piezas caprichosamente elegidas, que el paciente y quemado joyero se veía en la necesidad de "regalarle". No fuera a acabar engrosando la fatídica y larga lista Vinicius de Oscar Puente. Digo, la de desafectos al anterior régimen... en que estaría pensando yo, dios... con tal enjambre de leyes de memoria...!
Pero hete aquí, y que como ya observara al parecer en su día don Carlos Marx: la historia suele repetirse en forma de caricatura. Y si bien nuestro entrañable PSOE, quizás dejó de ser marxista desde los tiempos de Felipe, inevitablemente unas decenas de años después, doña Begoña, actual primera dama, por detrás de Leti, eso sí, y cogiendo el toro del recuerdo por los cuernos, se nos ha revelado una resiliente pero ecosostenible sucesora de aquella hoy tan gris esposa de don Francisco.
Y sí su hoy ya innombrable e inrecordable antecedente se significó en los evocados elitistas "atracos" a joyerías de postín, nuestra ultramoderna y pintoresca Bego de hogaño, toda candor, ha triunfado sin duda autopercibiéndose como una alegre y dicharachera catedrática universitaria. Ante lo cual nuestras autoridades y autoridadas académicas no han tenido más remedio que tragar. Como en su día también aquellos sufridos joyeros.
De aquí además, y según recogen las crónicas de estos días, aparte de los chanchullos mil de Rubiales, al parecer nuestra actual y desenvuelta Collares, ha pasado también a autopercibirse consejera imprescindible de su principal marido. Que ya cuenta, por cierto, con otros cientos de ellos. El cual y por seguramente seguirle la corriente y no desairarla, y guiado por su infinito y rendido amor de marido, le ha hecho caso fielmente, pero muy responsablemente en escasos asuntos. Eso sí, de cientos de millones de euros. Al fin y al cabo de poca o nula monta.
Seguiremos recordando...
(*) Jaime Navarro es abogado.