El coste de la operación “Salvar al soldado Pedro Sánchez”
A toda costa, y cueste lo que cueste, hay que salvar el Gobierno PSOE-Sumar, aunque el acreedor se llame Carles Puigdemont.
La presencia de Pedro Sánchez en el panorama político español recuerda, y cada vez más, a Tom Hardy en aquella secuencia de Mad Max “Furia en la Carretera” cuando asevera: “La esperanza es un error. Si no puedes arreglar lo que está roto te vuelves loco. Mi mundo se reduce a un solo instinto: sobrevivir”. A toda costa, y cueste lo que cueste, hay que salvar el Gobierno PSOE-Sumar, aunque el acreedor se llame Carles Puigdemont
En la Moncloa y en Ferraz, respectivamente las sedes del Gobierno y del PSOE, son conscientes que la actual mayoría parlamentaria ha entrado en barrena. Se percibe una acción de Gobierno sin soporte en la opinión pública y sostenido solamente por la aritmética parlamentaria del 23 de junio de 2023. Una situación complicada para mantener políticamente vivo a Pedro Sánchez, acosado, además, por el "Caso Koldo".
La suma que garantiza la estabilidad del Gobierno frente a la oposición depende de las decisiones que el PNV y JuntsxCat tomen a resultas de sus respectivas elecciones en sus parlamentos autónomos en este mes de abril y mayo. A nadie se le escapa que el aplazamiento de la Ley de Presupuestos al otoño de este año se debe al incierto apoyo de JuntsxCat al convocarse elecciones anticipadas en Cataluña por Pere Aragonés, debido al error político de Ada Colau, insumisa de Yolanda Diaz.
Bastaría en otoño una abstención de JuntsxCat, o del PNV, o de ambos, para que la Ley de Presupuestos no saliera aprobada y el Gobierno perdiera la confianza del Congreso. Y Carles Puigdemont será capaz de hacerlo si Pedro Sánchez no satisface sus pretensiones. Su irrupción en las elecciones al Parlament de Catalunya ha trastocado todos los escenarios previstos. En el frente soberanista, JuntsxCat aventajará a ERC, y junto a la CUP, podrá formar gobierno si el PSC le deja. Y de esa actitud depende su apoyo en el Congreso de los Diputados. Y no digamos del PNV; aventajado por Bildu, si no forman ambos gobiernos, veremos a quien apoyan los socialistas de Euskadi. Pueden hacer enfadar a lo nacionalistas vascos. Y la legislatura seguramente se encabritará cada vez más.
En la calle Ferraz me cuentan que están en alerta máxima ante los sondeos demoscópicos. La opinión publica desconfía de la acción del Gobierno y el apoyo al PSOE disminuye a cambio de un aumento al PP. En ese escenario, el Gobierno pierde la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. Efectivamente, según la combinación media de los sondeos publicados en estas tres últimas semanas, el Gobierno contaría entre 128-132 escaños frente al PP con 155-156, una “brecha” de 24-27 escaños abierta en ocho meses. Y lo más relevante: al PP no le haría falta Vox, en caída libre, para formar gobierno; solamente la abstención del PNV y JuntsxCat sería suficiente. La condición que puso el PNV en Julio de 2023 seria satisfecha y, una vez más, decidiría Carles Puigdemont.
La pregunta es bien sencilla. ¿Cuáles son las condiciones que JuntsxCat, que Carles Puigdemont exigirá para no abstenerse en la aprobación de la Ley de Presupuestos, o abstenerse después de unas hipotéticas elecciones? Solamente lo sabe el instinto de supervivencia de Pedro Sánchez. A costa de un deterioro continuo de la valoración de su acción de Gobierno, la caída libre de Sumar y Podemos, del deterioro de la izquierda nacionalista a favor de los nacionalistas de centroderecha. Es el coste de la operación “Salvar al soldado Pedro Sánchez”. Es el apocalipsis de Mad Max.