Os vais a enterar
Sánchez va a hacer como Xavi, que anunció su marcha del Barça y luego el pueblo culé le ha reclamado
El presidente -Pedro Sánchez- es una especie de alien político, ideal para irse de birras. Aplicando la doctrina de la guerra de Clausevitz -objetivo, ofensiva, sorpresa, economía de fuerzas, seguridad…- ha puesto el país del revés con un escrache a la inversa. Desde Maquiavelo no hay límites en la moral concerniente a la acción política, por eso protagoniza una operación osada, de cariz peronista, buscando adhesiones y posicionándose en el centro del tablero.
La acción de Sánchez, un experto en marcar agenda, empeora el clima político en España, ya trufado de elementos inquietantes. Es una manipulación estratégica, nada emocional como pudiera parecer. ¿Qué pasará mañana lunes? Sánchez va a hacer como Xavi, que anunció su marcha del Barça y luego el pueblo culé le ha reclamado. Asume un gran descrédito internacional porque vincula las acusaciones contra su mujer por corrupción a su porvenir político.
Luego está el ruido colateral. A mí, como siempre, más allá de los hechos, lo que me interesa es la interpretación. Las terminales de parte y, sobre todo, sus profetas, en las redes sociales, se han encargado de disparar contra quien osó no ponerse al lado del presidente. El diario Levante, en su editorial del jueves, definió la estrategia presidencial como “una irresponsabilidad”. ¡Qué has dicho! Se ganó el ataque de quienes consideran que las cabeceras, los periodistas o las crónicas deben obedecer a los atributos sectarios o ideológicos que se les asigna por decisión divina.
Emergencia Social
Sí, nos vamos a enterar de cómo se ponen los alquileres. Inalcanzables. Hace 3 años la Cátedra -Observatorio de la Vivienda de la Universitat Politècnica de Valencia acuñó el término de la “emergencia habitacional” como definición del preocupante estado del sector de la vivienda en la Comunitat Valenciana y en el resto de España. La definición ha quedado superada. Si hace 36 meses el aviso de estos expertos universitarios, único organismo que aplica la inteligencia digital al conocimiento de la situación de la vivienda, sonó a clamor en el desierto, hoy tenemos que reconocer que sus peores augurios se han cumplido y por ello sus diagnósticos están siendo tenidos en cuenta, aunque todavía con excesivas reservas.
Si me permiten evocar Blade Runner, y para que lo entiendan, ellos han visto cosas que vosotros no creeríais…, atacar naves en llamas más allá de Orión. Han visto Rayos-C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser. La cátedra avanza lo que nos viene encima en este año. En 2024 los alquileres van a llegar en el área metropolitana de Valencia a límites que no imaginaríamos y la urgencia ahora exige liberar suelo, bajar impuestos y reducir burocracia. Pero ya. Y por eso, ahora, todavía resultan más ingenuas determinadas estrategias sugeridas por la progresía inmobiliaria en el pasado. Se avanzó que estábamos en una burbuja responsabilidad exclusiva de los promotores -siempre señalando al empresario- y que al colapsar el mercado llegaría el hundimiento del precio del metro cuadrado a mayor gloria del ciudadano. También radiografiaban que la liberación de las VPO fue la precursora de las tensiones actuales o, lo mejor, que la okupación no era un problema generalizado y sí una vía más de acceso a la vivienda social, de hecho, la más efectiva. Pues aquí estamos. Hoy sabemos que los okupas son una plaga delictiva, que la emergencia social ha sustituido a la emergencia habitacional y que la vivienda ya es el mayor reto de los gobiernos.
Franco, Elisa y Baldoví
A la consellera de Justicia, Elisa Núñez, se le ha visto en los últimos tiempos incómoda en el traje de gobernante. Por eso aún sorprende más su lapsus con Franco, evitando calificarlo de dictador en Las Provincias con Alberto Rallo y después rectificando en el plató de El Faro, en La 8. No medir los mensajes o descuidar el diapasón introduce una importante distorsión en el mensaje del gobierno. Y, sin embargo, realmente, no mintió. Claro que es un personaje histórico el finado, homenajeado por millones de españoles en su capilla ardiente. En eso consistió la Transición y la reforma, que no ruptura. Imagino que pasaría igual, por ejemplo, a Baldoví si le preguntaran por Chávez, Maduro… o Puigdemont.
Joan Baldoví, síndic de Compromís, parece fuera de sitio, ya no “fa tanta gràcia” como cuando iba del plató de La Sexta al Congreso sin solución de continuidad. Se le ve un punto agresivo, exasperado… allí parecía más bien un exotismo que generaba cierta adhesión o simpatía en el foro, pero cuya acción política no trajo inversiones, ni puertos, ni sedes emblemáticas, ni equiparación de inversión cultural, ni mejora en salario medio de los valencianos, ni vivienda, por acabar como empezamos.