Cataluña después de la elecciones: El Gran National
Esto parece El Gran National. Frente a lo imprevisible parece inútil intentar amañar apuestas. Algo así nos está pasando a los comentaristas políticos con Cataluña.
Las elecciones de nuestros vecinos del Norte, que no ayos idiomáticos ni mandamases de futuras repúblicas imaginarias como Països Catalans, han sido todo un trastazo para los independentistas. Incluso, a día de hoy, mediado mayo, ganadores, perdedores y descartados siguen jugando al Monopoly del absurdo político vendiendo lo que no tienen: Salvador Illa, el ganador (votos y escaños) en tripartito socialista con ultraístas de izquierdas-catalanistas (unas más soberanistas que otras); mismamente se apunta a este filósofo-alférez en coalición con “el nota” Carles Puigdemont; y ya los más desvariados de la burguesía barcelonesa (Foment) apuestan por “El nota” President en ridícula minoría gubernamental a cambio de que Pedro Sánchez pueda mantener a su queridísima Begoña jugando a empresaria y modelitos en el palacete de La Moncloa.
O alguna de estas 3 ficciones o nuevas elecciones de acuerdo con las leyes y sus reglamentos.
Esto parece El Gran National, la carrera de caballos con obstáculos en el hipódromo de Aintree, Liverpool, donde acude toda la “jet society” inglesa, y parte de la internacional. Allí hemos podido contemplar mucho modelito parisino con unos sombreros de señora que dejarían en ridículo a la mismísima María Antonieta y su estrafalaria corte de Versalles. La misma reina británica Isabel II y sus antecesoras fueron incondicionales de esta competición donde tantos jockeys y caballos se estrellan de bruces antes de traspasar la línea de meta. Frente a lo imprevisible parece inútil intentar amañar apuestas. Algo así nos está pasando a los comentaristas políticos con Cataluña.
Por cierto, no me resisto a contar aquí una anécdota ocurrida con la reina Victoria, cuando le preguntó al crítico en competiciones ecuestres del prestigioso y poco equivoco Times, un hombre de mucha ascendencia y entendimiento en materia ecuestre, con una extraordinaria habilidad para predecir quienes podían acabar en los primeros puestos, si sabía quién sería el ganador de aquel año, prometiéndole que de tal acierto dependía el que lo nombrase Lord (título que por aquel entonces representaba lo máximo para un súbdito de su Graciosa Majestad). El buen hombre reclamado al palco Real se quedó entre petrificado y compungido mirando a la interrogante oronda reina observándolo con ojos inquisidores, para finalmente y después de cumplir con la preceptiva inclinación de cabeza ante su soberana, soltarle sin vacilar: “Señora, si yo lo supiese, no sería periodista, sino millonario”.
Tal que así se cruzan hoy las apuestas en cualquier tertulia española, y por demás en Cataluña que, y aunque algunos tertulianos y periodistas lo olviden, sigue siendo española, pues ya hablan como si fuésemos distintas naciones. No se tocan otros temas (paro real, delincuencia en ascenso, migraciones descontroladas…) Balones fuera para Sánchez, pelotazo a seguir para Feijóo. Siquiera se molestan en responderle al adversario dialéctico, unos sueltan sus peroratas desde el coxis, los otros responden con las témporas es ceñidas argumentalmente.
Sin embargo, quienes vivimos al sur del Ebro, también hacemos nuestra lectura interna echando cábalas al futuro. Compromís, partido que en sus orígenes recibió ayuda directa de la “mandamasía” catalana, adhiriéndose inmediatamente a los supuestos Països Catalans, representa aquí ese deseo rupturista con las Españas, aunque Baldoví con la boca pequeña dice que no son exactamente “separatistas” (de momento), para añadir luego, alto y claro, que los catalanes deben votar en referéndum si se quedan o se marchan (tanta gloria tengáis como paz nos dejáis); y después retomarla con vascos, gallegos y canarios…. Quizá en uno de sus sueños de una noche de verano, trasegándose un volátil (canario o paloma) barrunte la posibilidad de que su querido País Valencià logre la independencia del oscurantista, retardatario y ocupante Estado español.
Anteayer conversaba con la gente residual de Ciudadanos, todavía queda mucho concejal suelto, sobre cuándo se firmaría su obligada inmolación, y me contestaron que mientras a la cúpula le quedara dinero remanente, y los demás electos siguieran cobrando de las distintas administraciones públicas para las que fueron elegidos, seguirían exprimiendo la teta pública. Mucho me temo que con Compromís suceda otro tanto, mientras los socialistas valencianos intentarán asemejarse al Partido Socialista Catalán, que no es chicha auténtica de Montserrat, pero tampoco limonada española. No confundir a Salvador Illa virrey de Sánchez, con el resto del PSC que nos dejó Maragall y que tantas veces ha votado allí con los independentistas como primos hermanos. Socialista es el adjetivo, “Catalán”, en nombre de pila.
Antes el CIS era profético para todos, ahora patético partidista desacreditado para cualquier politólogo
Fue en el magnífico acto celebrado por 12 Televisión, esta titánica obra de Laura y su compañero José Antonio, donde me otorgaron un inmerecido premio como gastrónomo, y con un Teatro Principal abarrotado hasta el artesonado, en gala conducida por Andrés Mestre y Ponsoda grandes comunicadores, donde puede departir en el lunch con muchos políticos de toda laya, oposiciones y poderes, incluido el Molt Honorable Mazón, allí tampoco se hablaba de otra cosa que del futuro rumbo de los catalanes. Incomprensiblemente todos habían ganado, o, como mucho se veían venir resultados. “Pues no parecía en las encuestas del carota Tezanos”, respondí. Risas contra el mono de feria en que se ha convertido tan siniestro personajillo. Antes el CIS era profético para todos, ahora patético partidista desacreditado para cualquier politólogo.
Me inclino, y puede que pierda varias comidas, por la repetición de las elecciones en Cataluña, pero leyendo aquello aquí y ahora en clave de la Comunidad Valenciana, mucho me temo que se bipolarice la situación política hasta paralelismos del siglo pasado con un PSC y un PP fuertes, y la aminoración cercana al ninguneo de Compromís, al tiempo que unas bajas sensibles y parejas a lo ocurrido en Cataluña con Sumar desde que las masas ácratas han regresado de la revuelta a casa. Y menos mal que una personalidad tan dominadora como la ya rediviva Mónica Oltra, reaparece en loor de multitudes nacionalistas, aunque en alojo más pequeño; ella sabe que no es lo mismo ser vicepresidenta del Gobierno valenciano, que cola de ratón de una oposición deshilachada. Quien pierde la televisión, aunque sea la valenciana, se queda sin escaparate.
Oriol Junqueras se propone para intentar rescatar los restos de un naufragio como el de ERC, el muerto vivo. ¿Sustituirá Oltra a Baldoví para reflotar a un Compromís en coma terminal? Me temo que a la señora Mónica se le haya pasado el arroz, como decimos por estos pagos, y ahora las cucharas de socialistas, Comunes y poemitas vayan a por el socarrat restante.