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La izquierda radical pancatalanista detrás de la huelga educativa

La primera gran movilización contra el Gobierno de Mazón ha sido impulsada por entidades pancatalanistas, sindicatos y respaldada por Compromís y PSPV.

Bandera de Palestina y la estelada independentista en la huelga educativa de Valencia.

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Banderas de Palestina e incluso de la estelada independentista catalana han hondeado en el centro de Valencia en la primera gran manifestación contra el Gobierno de Carlos Mazón. La huelga -convocada por entidades pancatalanistas, sindicatos y secundada por el partido nacionalista de Compromís y el PSPV- rechaza la futura 'ley de libertad educativa' del PP que recupera la línea de castellano y permite a los padres elegir el centro educativo a través del distrito único.

Las primeras cifras oficiales del seguimiento de la huelga han sido de un 17,70% en

Alicante, un 16,32% en Castellón y un 18,86% Valencia, según los datos de los centros educativos trasladados a la Conselleria de Educación.

La izquierda radical pancatalanista está detrás de la huelga educativa. Concretamente, la organiza la Plataforma Per l'Ensenyament que está compuesta por la entidad nacionalista Escola Valenciana encargada de promocionar la lengua valenciana a través de las conocidas Trobades en Valencià. También componen la Plataforma son Fampa -la única organización de padres- y el sindicato de extrema izquierda Stepv. Encabezando la comitiva que ha recorrido el centro de la capital, Kilian Cuerda, el sindicalista de UGT fundador de És País Valencià, la entidad que se dedica a perseguir a medios de comunicación y que le ha costado una querella. A la manifestación se han sumado la Federación de Nuevas Enseñanzas del País Valencià, el Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans, el Movimiento de Renovación Pedagógica del País Valencià, CCOO y CGT.

Todos ellos se han identificado como "la comunidad educativa" y en declaraciones a los medios de comunicación al arranque de la protesta han denunciado que la futura ley y el Gobierno "no representa a la mayoría". Así, el portavoz de Escola Valenciana ha cuestionado la legitimidad de los resultados de las urnas de las pasadas elecciones en las que la ciudadanía dio su apoyo al Ejecutivo de PP y Vox frente a ese 18% de media que ha secundado la huelga educativa.

Han denunciado un supuesto "arrinconamiento" y un "ataque frontal" al valenciano porque la norma que se encuentra aún en tramitación parlamentaria recupera la doble modalidad lingüística que existía antes de que el nacionalismo de Compromís entrase al poder durante ocho años. Rechazan que los alumnos puedan estudiar en una línea con el castellano como lengua vehicular, pese que se mantendrá un 25% de las clases en valenciano y se mantiene la posibilidad de inscribirse en la línea en valenciano. Auguran que esta medida, junto con la libertad de los padres para la elección del centro educativo que antes estaba vetada, "supondrá una segregación".

El Partido Socialista del País Valencià, que ha secundado la manifestación mostrando su "apoyo incondicional", ha señalado que se opone a la implantación del distrito único al considerar que generará una diferencia de clases sociales y que favorecerá a las familias adineradas, ignorando que precisamente las rentas más bajas obtienen más puntos y facilidades en los criterios de acceso para la elección de colegio o instituto. "Es una huelga contra las políticas de segregación de niños", ha manifestado el portavoz del partido en la sesión de control que acontecía de forma casi simultánea en Les Corts.

Los colectivos pancatalanistas y el sindicato más radical afines a la izquierda que componen la Plataforma también denuncian "recortes" como es el caso de las clases de idiomas de la EOI. Al respecto, el conseller de Educación ha vuelto a reiterar una vez más que sólo se han suprimido las clases excedentes donde no había alumnos matriculados.

Compromís, cuyos militantes han participado en la marcha, ha reivindicado el "derecho a conocer la enseñanza en valenciano", además de denunciar la eliminación de su Plan Edificant, que pusieron en marcha durante su Gobierno y que mantuvieron paralizado hasta el tiempo de descuento con una irrisoria cifra de ejecución de las obras.