El PPE ganaría las elecciones, pero Von der Leyen lo tendría complicado

Según el Centro de Sondeos de 'Euronews', el órgano oficial de la Comisión Europea, la mayoría de los votantes de la UE daría un brusco giro a la derecha. Las fuerzas conservadoras ganarían las elecciones europeas. Un amplio espectro político que va desde partidos de centroderecha, nacional-conservadores y de ultra-derecha encabezarían los sondeos en los principales países de la Unión Europea.

Los liberal-demócratas se enfrentan a una dolorosa derrota, mientras que el centroizquierda parece instalarse en una frágil estabilidad entre pérdidas moderadas y tímidos avances, según los países. El efecto primario tras las elecciones debería ser el nombramiento de un jefe conservador de la Comisión de la UE, el secundario una dura lucha por la composición de los grupos parlamentarios ya establecidos y los nuevos, y las alianzas para dirigir los asuntos de la UE en los próximos cinco años.

Es muy probable que el próximo jefe de la Comisión Europea siga siendo Von der Leyen, la actual candidata del Partido Popular Europeo que ganaría las elecciones, si logra conformar una coalición que sustente su candidatura. Pero lo tiene complicado. Su soporte actual pierde fuelle. Y la derecha radical, ultraconservadora, que experimenta un gran avance, se ve afectada por numerosas fisuras políticas, varias de ellas de difícil arreglo, y complicado de firmar acuerdos.

Efectivamente, según el 'Euronews Polls Centre', el “bloque europeísta” que sustenta la actual Comisión Europea -Populares, Socialdemócratas y Liberales- experimentaría una pérdida de 21 escaños, frente al fuerte aumento del “bloque ultraconservador” -Nacional conservadores y Ultraderecha- con 36 diputados. Este bloque está dividido entre los Nacional-Conservadores liderado por Giorgina Meloni, y la Ultraderecha liderado por Marie Lepen. Son dos Divas de difícil convivencia. El “bloque de izquierdas” -los verdes y la izquierda- perderían 12 diputados con nula influencia. Sin embargo, los “no inscritos” podrían tener cierta influencia para conformar mayorías al aumentar en 12 escaños según la Super Poll Seta Projection de Euronews.

Lo relevante de estas elecciones al Parlamento Europeo respecto a otras anteriores, es que socialistas y demócratas se disputan el segundo puesto con la ultra-derecha y los nacional-conservadores. Los dos primeros ministros socialistas de los grandes países que siguen en el poder son Olaf Scholz y Pedro Sánchez, de Alemania y España, respectivamente. Y Emmanuel Macrón, presidente de Francia y el líder de los Liberales, pierde posiciones en el ranking.

El grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos, sus siglas son ECR, se creó a principios de 2009 cuando los conservadores británicos abandonaron el Partido Popular Europeo y se unieron a otros movimientos políticos europeos con las mismas afinidades políticas. El federalismo antieuropeo, las políticas antisociales y una postura crítica contra el liderazgo franco-alemán de la UE se convirtieron en sus señas de identidad. Los conservadores británicos abandonaron este grupo tras el Brexit y lo dejaron bajo el liderazgo de Giorgina Meloni.

Los miembros del partido ECR se sitúan en la zona gris entre la preservación de los valores conservadores más tradicionales y las posturas de la extrema derecha europea. ECR y el grupo de ultraderecha ID (Identidad y Democracia) dirigido por Marie Lepen comparten una fuerte retórica populista y antiinmigrante. Tras la reunión en Madrid organizada por VOX, Giorgia Meloni y Marine Le Pen, han insinuado una especie de reconciliación tras años de competencia. En vista de los resultados que se espera que obtengan sus partidos, las dos líderes son conscientes de que tienen la oportunidad histórica de influir decisivamente en la elaboración de las políticas de la UE en los próximos cinco años. No quieren desaprovecharla.

La clave del día después del 9J es, si von der Leyen podrá formar una coalición que de soporte a su candidatura. El campo conservador está muy dividido. Muchos miembros del PPE son federalistas o fuertemente europeístas. No es el caso de la mayoría de los miembros del ECR y del ID. Son incompatibles. Una coalición entre la centroderecha y la derecha ultraconservadora podría descarrilar antes de nacer en valores, principios o estrategias políticas europeas básicas como, por ejemplo, el Estado de derecho en cada Estado miembro, la creación de estructuras de defensa de la UE y las inversiones en economía verde.

Las meras cifras de la 'Euronews Polls Centre' sugieren una mayoría conservadora. No obstante, los gobiernos nacionales están legalmente legitimados para decidir quién dirigirá la Comisión de la UE. Francia, Alemania y España tienen gobiernos liberales y socialdemócratas, respectivamente. El nombramiento de un presidente de la Comisión Europea basado simplemente en los resultados de las elecciones europeas y sin la participación activa de Francia no sería realista. Si Emmanuel Macron impulsa la mayoría tradicional, PPE, S&D y Renew, “el bloque europeísta”, y se opone a cualquier tipo de acuerdo con los ultraconservadores de ID y ECR, se puede configurar el “eje” Berlin-Paris-Madrid. Un acuerdo que si pudiera dar sustento a la candidatura de la popular Von der Leyen y configurar la Comisión Europea para los próximos cinco años.

Los ultraconservadores de ID y ECR han intentado evitar este resultado a lo largo de su campaña electoral y restableciendo las buenas relaciones entre ellos como se vio en Madrid en el congreso organizado por VOX. Pero, para ello, deberían intentar crear al menos un terreno común después del 9J. Y para alcanzarlo deberían tomar algunas decisiones difíciles, como romper definitivamente con la AfD por parte de Marine Le Pen y moderarse en temas como la migración, las cuestiones sociales y apoyar a Ucrania a cambio del actual apoyo de ID a Rusia. De los tres lideres conocidos, Giorgina Meloni podría hacerlo, Vox con Abascal sería muy difícil, y para Marie Lepen seria aun mucho más difícil ante la posibilidad de ganarle a Macron las elecciones presidenciales francesas. Un voto sin influencia útil en los próximos cinco años.