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Ripollés: "Ya no existe la libertad, antes recogía boñigas"

El artista inaugura una galería de arte sobre su vida en el Ateneo Mercantil de Valencia

Ripollés en su exposición en el Ateneo.

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El artista y escultor, Juan García Ripollés, ha inaugurado su exposición "más personal" en el Ateneo de Valencia. La galería, aromatizadas y adornada con ramas recreando su finca, da a conocer su vida a través de las representaciones, cuadros y esculturas llenas del color que caracteriza su estilo. Pese a tener ya 92 años, se define "sin edad" que todavía tiene "ganas de trabajar y hacer el amor".

La muestra 'Tributo Ripollés, la obra al desnudo' lleva a cabo un viaje por las siete décadas de trayectoria profesional de Ripollés con una selección de más de 40 obras y 30 esculturas. El artista, muy emocionado, ha contemplado fascinado el resultado de la galería "como un niño" y ha trasladado su satisfacción y alegría por el resultado.

Ripollés, en declaraciones a los medios de comunicación, ha destacado las cualidades de los niños que definen su pintura "la libertad de sorprenderse" y "sin ridículo a equivocarse". "El fracaso no existe para el ser creador", ha añadido. Así, cuando contempla sus cuadros expuestos y sus esculturas tan peculiares con el estilo infantilizado que le distingue dice que "veo lo que veo y no me preocupo por lo que ven los demás como un niño que dibuja manchas y ve a mamá y papá".

En este sentido, ha afirmado que "me he quedado pequeñito y sigo ilusionado" bromeando que se debe a que "no he comido". "Sigo amando la vida igual que con 20 años tengo ilusión, ganas de trabajar y de hacer el amor", aunque asegura que a la gente le sorprende.

Ya no se puede "recoger boñigas"

Al ser preguntado por su viaje a Taiwán durante dos años, el artista ha reflexionado sobre necesidad del ser humano de "cambios" necesarios para "la evolución". "Si el ser humano se adapta y vive sin problemas desaparecería".

Además, Ripollés ha denunciado la falta de libertad en la actualidad. Rememorando su juventud, afirma que "en París a los 25 años de mi vida me di cuenta de lo que es la libertad". "Que no existe", sostiene apoyándose en una anécdota de su vida. "La caca que todos hacemos la echaban a las verduras ahora ese campesino iría a la cárcel", ha comenzado. Ripollés ha narrado cuando, con seis años, "a las 6 de la mañana recogía boñigas" para abonar los tomates, lamentando que ya no sería posible. Con esa analogía Ripollés se ha referido a esa libertad que se encuentra en la infancia y con la que lleva a cabo sus obras.