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Baldoví tiene que decidirse ante el precio a pagar por Sánchez en Cataluña

Carlos Mazón anuncia que activará "todos los mecanismos" contra el trato preferente que el Gobierno de Sánchez pretende dar a Cataluña "para mantenerse en el poder"

La portavoz de Compromís en el Congreso, Águeda Micó, y el diputado de Compromís en las Cortes valencianas, Joan Baldoví

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Ya se conoce el precio a pagar por Salvador Illa si quiere ser presidente de Catalunya. La líder de Esquerra Republicana de Catalunya, Marta Rovira, se lo ha hecho saber este sábado desde su exilio en Ginebra: de entrada, el Consorcio Económico, lo mismo que el “cupo” del País Vasco. Junts lo aceptaría. Al minuto, Illa le ha respondido que sí, que se lo paga. Lo ha “disfrazado” con un concepto: singularidad, y una justificación ya utilizada por los independentistas: “Cataluña, que aporta al Estado más de lo que recibe”. Ya hace días, la ministra Montero se refirió a esa “singularidad” en la revisión del sistema de financiación de la LOFCA. Una posición que nos perjudica a los valencianos y que ha provocado la reacción en contra del presidente Carlos Mazón. ¿Provocara la misma reacción en el diputado Baldoví, el líder de Compromís en Les Corts?

Mientras, los socialistas de la franquicia del PSOE en la Comunitat guardan silencio. Le echan la culpa a Núñez Feijóo. Sostienen que el presidente del PP no tiene claro la reforma del sistema de financiación de la LOFCA, cuando saben perfectamente que su propuesta es la que conoce el ministerio de Hacienda y que congeló Montero el año pasado, antes de las elecciones de mayo. Se trata de la propuesta consensuada en la pasada legislatura de Les Corts. La misma que firmaron los socialistas y que redactó la Comisión de Expertos presidida por Francisco Pérez, premio de economía Jaume I.

Al grupo socialista les va bien olvidar y padecer amnesia cuando está en juego la continuidad de la mayoría parlamentaria de Pedro Sánchez a costa de los intereses valencianos. Además, su “lideresa” por diferido, Diana Morant, sabe de primera mano que, si no hay arreglo en Cataluña: sin los 8 votos de ERC, o los 7 de Junts, o los 15 de ambos, no está garantizada la continuidad de Pedro Sánchez en otoño. La Ley de Presupuestos de 2025 estaría en el aire. Y Morant tendría que cambiar su Palacete en Madrid por su casa familiar en Gandía.

El presidente Carlos Mazón lo viene advirtiendo hace semanas. Solo ha encontrado la respuesta positiva en Compromís. Por ahora Baldoví ha sido muy claro: si la Comunitat queda perjudicada por esa “singularidad” catalana, los diputados de Compromís romperán su pacto de legislatura con Pedro Sánchez. Los acontecimientos dirán si es cierto. Ello va a depender de la posición de Compromís respecto a su nostalgia del Botànic y a la resolución de su crisis interna.

Ha habido acercamiento político entre el presídete Carlos Mazón y el diputado Baldoví por el asunto de la infrafinanciación de la Comunitat y la postura reivindicativa frente a Pedro Sánchez. El apoyo de los valencianistas de izquierdas es relevante frente a la oposición del grupo socialista y la indiferencia del de Vox. Y veas por donde, el precio a pagar por Illa para ser presidente y garantizarse Sánchez su continuidad, de su mayoría parlamentaria, puede irse al traste si Compromís se mantuviera fiel a los intereses de la Comunitat.

El futuro del pacto Sumar/Compromís

Unas consecuencias que ampliarían el apoyo a la política reivindicativa de Carlos Mazón en pro de una financiación justa para los valencianos. Un nuevo aliado, Compromís que, según resuelva su “nostalgia” del pasado reciente, ha entrado en un debate interno sobre su futuro después de los malos resultados en las elecciones europeas. Han fechado el congreso de la coalición en octubre para discutirlo. Un poco tarde según se van precipitando los acontecimientos.

La dirección de la coalición ha evaluado hace poco, y en clave interna, el efecto perjudicial de haber concurrido a las elecciones europeas con Sumar. Ya lo percibieron en el “pinchazo” del mitin del 2 de junio en el anfiteatro del Parque de Cabecera con la presencia de la dirigente de Izquierda Unida y ministra de juventud, Sira Rego, acompañando al diputado y candidato Marzá.

Un debate abierto que ha de definir su futuro: o con Sumar, en oposición frontal al Consell de Carlos Mazón en Les Corts, al lado de los socialistas, o fuera de Sumar y abiertos a llegar acuerdos con el PPCV en defensa de los intereses valencianos frente a Pedro Sánchez. Un debate con tres actores: Més Compromís, Iniciativa del Poble Valencià, y Els Verds. En el caso de Incitativa, esta vivió la pasada legislatura una traumática ruptura con la destitución de Mireia Mollà, la hija del fundador y exdirigente alicantino del PCPV, Pasqual Mollà. Huelen a naftalina, de cuando su atuendo ideológico estaba colgado en el armario del PCE: les encanta IU y Sumar. Pero son minoría.

No es el caso de Més Compromís. Aunque Vicent Marzà fue elegido en primarias para ser el que ocupara el tercer puesto en las europeas en la lista de Sumar, y desplazar a Izquierda Unida al cuarto puesto por su amistad con la líder de la Plataforma, Yolanda Díaz. La facción interna Bloc i País, la suya, le plantó cara con la apuesta de Jordi Sebastià. Y la herida aún no está cerrada. Ahora con más razón. Además, esta facción ya ha dicho que se enfrentará a la dirección del partido en el próximo congreso si no revisa su alianza con Sumar. Els Verds andan perdidos por el monte. El futuro de Compromís se prevé́ más que tenso hasta octubre, donde el diputado Baldoví, y Micó, la secretaria general, tienen que revalidar su liderazgo interno. Ambos han de decidir que quieren ser de mayores: o valencianistas, o no. O estar de acuerdo con el precio a pagar por Illa, o no.

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