Despolitizar el Orgullo LGTBI
Las personas LGTBI votan a diferentes partidos políticos y tienen una variedad de opiniones. Pero Valencia ha sido testigo de la politización del Orgullo LGTBI por por parte de la izquierda
En los últimos meses, Valencia ha sido testigo de un fenómeno preocupante: la politización del Orgullo LGTBI por parte de la izquierda más radical. Esta tendencia ha desvirtuado el verdadero espíritu de esta celebración, que no es otro que la lucha por la igualdad y los derechos de todas las personas del colectivo LGTBI. En lugar de unirse en una causa común, el evento ha sido usado como una plataforma política, confundiendo lo que es una asociación concreta con el colectivo LGTBI en su conjunto.
El Orgullo LGTBI, históricamente, ha sido un espacio para reivindicar la visibilidad, los derechos y la dignidad de las personas LGTBI. No obstante, cuando este evento se ve secuestrado por intereses políticos específicos, se corre el riesgo de alienar a una parte importante del colectivo y de la sociedad en general. Es fundamental recordar que las personas LGTBI votan a diferentes partidos políticos y tienen una variedad de opiniones y perspectivas. El intento de asociar la lucha LGTBI exclusivamente con una ideología política específica no solo es erróneo, sino también contraproducente, ya que la pluralidad y la diversidad son pilares fundamentales del movimiento LGTBI.
En los últimos meses, yo mismo he vivido en carne propia la dolorosa experiencia de la homofobia y la intolerancia, no desde fuera del colectivo, sino desde algunos sectores de dentro. Esta realidad me ha llevado a reflexionar profundamente sobre la necesidad de reivindicar un Orgullo LGTBI que trascienda la politización y la utilización partidista. El Orgullo y su bandera, con sus colores vibrantes –rojo (vida), naranja (salud), amarillo (luz solar), verde (naturaleza), azul (serenidad) y violeta (espíritu)– no entienden de ideologías. Son símbolos universales de diversidad y unidad.
Hace apenas un mes y pocos días, fui nombrado miembro del Consejo Valenciano de Inclusión como representante del colectivo LGTBI. Este nombramiento se sustentaba en mi experiencia como abogado especializado en delitos de odio, mis ocho años en Les Corts Valencianes defendiendo los derechos del colectivo, y mi actual cargo como alcalde y representante en la Federación de Municipios y Provincias. Sin embargo, mi designación no fue recibida con el apoyo esperado. Sentí el odio y el rechazo de ciertos sectores de la izquierda, quienes no tardaron en atacarme en lo personal y no en mi faceta de representante público, cuestionando mi pertenencia al colectivo LGTBI y tratando de destrozarme emocionalmente sólo por mi afiliación al Partido Popular.
Es paradójico que aquellos que proclaman su compromiso con la salud mental, la inclusión y la lucha contra la LGTBIfobia, no hayan dudado en atacarme de manera despiadada. Ante esta situación, tomé la difícil decisión de dimitir del Consejo Valenciano de Inclusión, así como de los consejos LGTBI y trans, en los que estaba como representante de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias por mi condición de alcalde y por la experiencia que me avala, con la esperanza de que mi retirada despolitizara la lucha y evitara que mi presencia se utilizara como arma contra mi partido y contra la intachable gestión del actual Consell en materia de derechos LGTBI.
Desafortunadamente y como es de esperar, mi dimisión de los consejos, no sirve para desactivar la patrimonialización del colectivo por parte de ciertos sectores de la izquierda. La exclusión y el señalamiento hacia aquellos que no compartimos su visión política continúan dividiendo y debilitando nuestra lucha. Es lamentable que, más de medio siglo después de los disturbios de Stonewall, estemos presenciando un boicot interno al movimiento LGTBI, perpetrado por aquellos que deberían ser nuestros aliados.
Hago una llamada, sin rencor, a todos aquellos que me han acosado por pensar diferente. Es momento de dejar de lado el odio y la intolerancia hacia la diversidad de pensamiento. Defendamos los derechos del colectivo LGTBI como una conquista de todos y para todos. Si continuamos fomentando el odio y la LGTBIfobia desde dentro, estaremos haciendo un flaco favor a nuestra causa.
El Orgullo LGTBI debe ser un espacio de inclusión, respeto y celebración de la diversidad. Sólo unidos podremos avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa. Dejemos que los colores de nuestra bandera nos guíen, recordando que la vida, la salud, la luz solar, la naturaleza, la serenidad y el espíritu no conocen de ideologías. Son valores universales que todos debemos defender y celebrar, sin importar nuestras diferencias políticas.
Reivindiquemos un Orgullo despolitizado, donde todos, sin excepción, podamos sentirnos representados y respetados. Porque el verdadero espíritu del Orgullo LGTBI reside en la diversidad y la inclusión, no en la división y el odio.
Jesús Salmerón Berga, abogado y alcalde de Gátova por el Partido Popular.