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Paco Camps o el elefante en la habitación: la difícil pieza del puzzle del PP

La mayoría de la militancia popular y el propio ex presidente piden una rehabilitación política, pero la dirección no sabe qué hacer. Todos lo ven, pero nadie pone el cascabel al gato

Camps el día de su última de absolución

Publicado por
Enrique Martínez

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Más de 300 personas se reunirán el próximo 4 de julio en el icónico edificio Veles e Vents de Valencia -construido para la Copa América- para agasajar a un Francisco Camps limpio de cualquier causa pendiente con la justicia. 300 personas en las que no estará, en principio, nadie de la dirección del PP. Ni siquiera diputados o concejales actuales salvo confirmación de última hora. Esto es el mejor ejemplo de lo que ocurre con Paco Camps, el elefante en la habitación del PP que nadie quiere ver pero del que todo el mundo habla en el PP.

El gran problema es ¿Cómo se rehabilita políticamente a alguien que ya ha sido de todo en política? Porque Camps, salvo ministro, ha pasado por todos lados: concejal, conseller, diputado y vicepresidente del Congreso, delegado del Gobierno y presidente de la Generalitat. Recuperar el puesto que dejó cuando su vida política quedó interrumpida no da pie: ya tiene un dueño, Carlos Mazón. y 15 años no pasan en balde.

Otro puesto de relumbrón, candidato a alcalde de Valencia, que el propio Camps llegó a insinuar que desearía antes de las elecciones 2023, también está ya adjudicado a María José Catalá. Se llegó incluso a especular que Camps intentaría lograr ser candidato a alcalde con Vox, ofrecimiento que probablemente le hicieron, pero el ex presidente siempre ha confesado que es fiel a los colores del PP.

Difícil encaje en Valencia, más abierto a nivel nacional

Dentro de la política valenciana, el debate de qué hacer con Camps es incómodo, y parece que no tiene hueco, pues el PPCV de hoy no se parece prácticamente nada al de hace 15 años, es una renovación total de caras. El pasado es el pasado, para lo bueno o para lo malo, y en el PP valenciano no quieren echar mucha mirada atrás, salvo algún homenaje a Rita Barberá cuyo nombre consideran que quedó rehabilitado dedicándole el Puente de las Flors y el título de alcaldesa honoraria. En una nueva etapa, Paco no tiene cabida pues sería una reminiscencia constante al pasado.

Camps ha sido lo máximo en la Comunitat Valenciana, ser presidente, y por encima de ello nada se le puede rehabilitar. Otra cosa es la política nacional. Pero ahí hay un problema, Alberto Núñez Feijóo -con el que el propio Camps dijo a ver hablado el día de su última absolución y con el que no tiene tiranteces- no es presidente del Gobierno. Y por tanto no puede asignar cargos como el de embajador, que muchos ven como la rehabilitación perfecta: dar una embajada de las ilustres a Paco Camps. Seguiría por cierto los pasos de otro ex presidente, Ximo Puig, embajador en la OCDE en París. Otros puestos a nivel nacional sería presidente de algún organismo del Gobierno. Pero insistimos, para ello el PP primero debe gobernar.

Algunos creen que la rehabilitación de Camps debe ser más honorífica que política. Es decir, que el ex presidente lo que quiere es un reconocimiento en su partido, ya está, con algún cargo de honor, más allá de volver a un cargo de gestión. Pues los tiempos de la gestión en la administración consideran que ya pasaron para el ex presidente. Presidir por ejemplo una fundación ligada al PP o un título de presidente o militantes de honor.

Lo cierto es que todos en la militancia hablan de una necesaria rehabilitación, sobre todo tras ver como el PSOE homenajea sin pudor a los suyos incluso teniendo condenas como hemos visto con la ex ministra Magdalena Álvarez, y creen que el PP ha mirado mucho para otro lado con los suyos. Pero en la cúpula, salvo algún caso aislado como el de Isabel Díaz Ayuso, pocos incluso citan el nombre de Camps en público. El elefante ahí sigue en la habitación, esperando, yendo a tertulias de radio y televisión, a ver cómo encajan la pieza en el puzzle. Si es que se arriesgan a jugar y la encajan.

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