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El PSOE de la amnistía insiste en su persecución a Camps

Cuatro meses más tarde de la sentencia unánimemente absolutoria, en las vísperas del 9 d'Octubre, los socialistas valencianos ahora de la ministra Morant recurren al manido argumento de que no hay "motivación suficiente"

FRANCISCO CAMPS EN LA RUEDA DE PRENSA.

Francisco Camps en rueda de prensa tras conceder su absoluciónrober solsona

Publicado por
Fernando García Bonet

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Seiscientos y pico días después del comienzo del último juicio contra Francisco Camps en la Audiencia Nacional, un año después del final, cuatro meses más tarde de la sentencia categórica y unánimemente absolutoria, en las vísperas del 9 d'Octubre, por delegación a las socialistas de a pie Cristina Moreno y Carmen Ninet, el PSOE de Puig y Sánchez -el PSOE del indulto, la amnistía y el blanqueo de los condenados en los ERE- recurre en casación ante el Supremo, la resolución de inocencia del ex presidente de la Comunidad Valenciana y de altos cargos de su gobierno. Tres consellers entre otros.

Con el manido argumento de falta de motivación suficiente -cabe decir, a su propio, particular y tardío criterio- un cúmulo de aspectos contextuales no menores pudieran haber propiciado tan insólita e inesperada iniciativa. ¿O provocación?

Al conjunto de circunstancias de índole nacional, incluso internacional, que salpican los titulares a diario, abonando la necesidad del Gobierno de activar frentes judiciales que distraigan a la opinión pública acerca de los que probablemente más le preocupan, se unen no pocas del panorama autonómico. 

Entre las primeras, el concierto catalán en pago a la investidura de Illa y la venida arriba del lehendakari nacionalista, rematada con la altanería habitual de Bildu anunciando la última cesión de Marlaska. Por las segundas, la indecisa y mutante posición con respecto a Venezuela y la división interna ante feo gesto mexicano. En la Comunidad Valenciana, la consolidación del liderazgo efectivo de Mazón frente a la tibieza de seguimiento ciudadano de la ministra Morant y la inanidad de Compromís, dibujan un futuro optimista, aunque complejo, para los populares.

A ninguna de ellas ha sido ajeno Camps en los pocos días que ha gozado de cierta tranquilidad en ausencia, aparente, de la inquina persecutoria socialista. No han faltado entrevistas en medios audiovisuales, ruedas de prensa, encuentros públicos -multitudinario homenaje incluido, en Veles e Vents- visitas a otras ciudades, comarcas y pueblos, vídeos breves de corte institucional difundidos en las redes sociales, y multitud de notas de prensa. “Paco no para”, es frase habitual en boca de su entorno más cercano. Y en la suya propia, según ha declarado tras conocer la presentación del recurso.

Resulta innecesario transcribir la literalidad de los numerosos párrafos de la sentencia de más de doscientos folios que desgranan las responsabilidades de los distintos procesados y deslindan extensamente el más mínimo indicio de ilícito penal por parte de los absueltos. Camps el primero.

Luego, “blanco y en botella”, que es frase divulgada por el ministro de Justicia, el nuevo recurso presenta serias apariencias de oportunidad. O de oportunismo. Para el damnificado, por bien que lo sobrelleve, no es un plato de gusto. Pretende apuntar a la línea de flotación.

Sería ingenuo pensar que en la intención estratégica de la operación no se incluye sembrar cizaña en la delicada relación entre el ex presidente y su partido. Inoportunando a ambos -también a Mazón- con una nueva preocupación al acotar la firmeza de la absolución. El PSPV viene ejerciendo su oposición en la CV basada en una política de bloqueos y provocaciones que aboca al PP a un estado ágil y constante de prevención. 

A falta de conocer la literalidad de los motivos, y la argumentación que las recurrentes suponen insuficientemente motivada, y el recorrido de la apelación en opinión de los expertos, no es arriesgado aventurar que la operación tiene un calado más político que propiamente jurídico.

Pero los dolientes son los dolientes. Camps, naturalmente, entre ellos.

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