DANA
La ruta de la solidaridad no se detiene: voluntarios llevan su ayuda al otro lado arrasado
Miles de personas cruzan los puentes para acercarles suministros básicos y ayudar a limpiar.
Entre tanta devastación causada por la DANA en los municipios de L'Horta Sud, destaca la imagen de la humanidad. La catástrofe deja ver el lado más ruin de la sociedad con los saqueos en locales y viviendas, pero también la cara más altruista y de hermandad. La ruta de la solidaridad no se detiene. Los puentes que cruzan el Nuevo Cauce del Río son un faro de esperanza. Muchos vecinos de Valencia, también de otras localidades, superan la barrera que separa la vida de normalidad de la ciudad para cruzar al lado debastado de forma voluntaria.
Paiporta, Alfafar, Massanassa, Catarroja, La Torre, Benetusser. Son algunos de los municipios que tres días después no tienen suministros básicos. Se calcula que 140.000 personas aún no tienen electricidad, según las compañías telefónicas que registran la caída de las líneas fijas. Para conseguir agua o hacer la compra, miles de personas viven una auténtica odisea, recorriendo kilómetros de pueblo a pueblo hasta llegar hasta Valencia a través de los puentes que sirven de drenaje.
El puente de La Torre, pero también otros como el de Xirivella, son corredores humanitarios. Incluso entre municipios colindantes. Como un goteo y de forma constante, miles de personas cruzan de un lado a otro. Más allá de las organizaciones como Cruz Roja o de los Ayuntamientos, muchos son voluntarios a título personal llevan agua, comida o productos de primera necesidad. Con carros, con palas, llevan su ayuda para limpiar el barrizal o aquello que sea necesario. Este Día de todos los Santos, más fúnebre que nunca, la ruta de la solidaridad no se detiene. "Solo el pueblo salva al pueblo", es la frase que más se repite estos días ante la inexplicada ausencia del Ejército en las zonas afectadas.