Camarero pide disculpas y comprensión a los miles de voluntarios tras una primera jornada 'caótica'

La primera jornada del Centro de Coordinación de Ayuda, establecido por la Generalitat en colaboración con la Plataforma del Voluntariat, ha sido algo "caótica", dejando a muchos de los que esta mañana abarrotaban la Ciudad de las Artes y las Ciencias con intención de ayudar con una sensación agridulce. La vicepresidenta de la Generalitat y consellera de Servicios Sociales, Vivienda e Igualdad, Susana Camarero, ha afirmado que algunas denuncias en redes sociales son situaciones "anecdóticas", pidiendo disculpas y paciencia a quienes "hayan sentido que tuvieron que ser redirigidos o que no pudieron ayudar en las labores que deseábamos y que ellos mismos querían realizar".

A primera hora de la mañana, algunos voluntarios que acudieron al punto desde donde iban a partir los autobuses lanzadera puestos por la Generalitat para ayudar en las zonas afectadas denunciaron que, en algunos pueblos, no se pudo acceder; otros autobuses fueron redirigidos, y en otro convoy hubo una pequeña rebelión al ver que iban a despejar el centro comercial Bonaire, una de las zonas donde podría haber más víctimas debido a las dimensiones de su garaje subterráneo, completamente inundado.

La vicepresidenta calificó estas situaciones de "anecdóticas" y pidió comprensión a la ciudadanía: "La situación es muy difícil porque estamos gestionando a miles de personas, todas con cientos de personas que llevan trabajando muchos días para intentar hacer todo lo mejor posible".

"Es cierto que algunos han sido redirigidos a otras localidades porque, cuando llegaron, la situación había cambiado, otras personas no organizadas habían aparecido y ya no eran necesarios", precisó. Además, Camarero afirma que, en muchos casos, los propios alcaldes les han informado de que, en ese momento, las necesidades ya estaban cubiertas, por lo que hubo que "redirigir" a los voluntarios a otros lugares. "Ayer había una planificación y no podemos contar con quienes aparecen sin que nosotros lo hayamos organizado", manifestó.

"Todas las personas que estaban convocadas y que desplazamos a los municipios era porque en esos municipios estaba organizado. Pero esos municipios encontraron no solamente el flujo de voluntarios que enviamos, sino otros que son incontrolables para nosotros, lo que hizo que ya no fueran necesarios en ese momento y que tuvieran que redirigir a los voluntarios", apuntó en una entrevista a la Cadena SER.

El presidente de la Plataforma del Voluntariat, Miguel Salvador, ha explicado que está "súper satisfecho" si bien considera que no se puede organizar esta acción en un breve espacio de tiempo de 12 horas. Así, a muchas de las personas que tenían intención de colaborar se les ha pedido que fueran a su casa "dialogando" con ellas. "Tenéis 50 autobuses para vosotros. ¿Pero lo tienes concordado con los Ayuntamientos? Porque no puede ser que vayas y el alcalde te diga que ahora no", ha explicado en referencia a cómo se le trasladó la iniciativa.

Así, ha indicado que mañana "se irá al puesto fijo, concreto: donde nos demanen 120, 120 irán, y se van a ir de una manera coordinada". En todo caso, ha defendido que la gente ha sido "maravillosa" sin haber "ningún incidente". "Yo creo que hemos dado todos el 150% de lo que podíamos dar. Que habrá gente que dirá, yo esperaba otra cosa, y yo también esperaba otra cosa. Pero es que nunca la gente estará satisfecha", ha admitido, pero también "hay gente que está muy, muy a gusto". Salvador ha defendido que están "aprendiendo con errores. Es decir, no en errores, sino en cosas que no salen como quisiéramos. Pero yo, muy satisfecho".

"Muchos y mal organizados"

Algunas personas voluntarias que han ofrecido su testimonio a Europa Press y a través de redes sociales sobre cómo se ha desarrollado esta primera jornada de ayuda coordinada por la Generalitat hacen referencia, sobre todo, a la falta de organización, distribución y dirección del trabajo en algunas zonas, así como a la gran cantidad de voluntarios que, en algunos casos, entorpecían las labores al no poder hacer nada: "Es un poco de impotencia, de sensación de vacío, de querer ayudar y no poder".

Joan, uno de los voluntarios, ha admitido que era "muy difícil" organizarse porque había "muchísima gente". A los ocupantes de los primeros autobuses les han facilitado material, pero en su caso, en el 17, ya no llegó. Según ha explicado, los llevaron primero al centro comercial Bonaire —donde pensaban que iban a limpiar, pero se negaron al ser un establecimiento privado—, aunque al final resultó ser un punto de redirección.

Su autobús llegó a Chiva, donde no pudieron entrar porque había diez más, y al final terminaron en Aldaia —asegura que tras negociar con el conductor— donde "hemos hecho lo que hemos podido, pero nada coordinado".

Olga y Carla, de l'Eliana y San Antonio de Benagéber, han lamentado la falta de dirección, coordinación y distribución de tareas. Según han explicado, su autobús intentaba llegar a Llombai, pero "no había manera de ir". Al final, y después de varias idas y vueltas, dejaron a casi 500 personas en Catarroja.

Ellas decidieron andar "para no estar todo el mundo ahí". "Al final hemos estado como una hora y algo trabajando", principalmente sacando muebles de una casa y quitando agua. De hecho, ha habido voluntarios que quisieron quedarse más tiempo y se quedaron. "No sé cómo vuelven", ha añadido una de ellas.