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Las ideologías radicales capitalizan la rabia contenida

Una mujer un cartel durante una manifestación que recorre las calles de Valencia para exigir la dimisión del presidente de la Generalitat valenciana, a   09/11/2024Europa Press

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Los estados de opinión suelen ser estables en el tiempo mientras no irrumpe una información a través de los mass media de cualquier tipo que la cambia radicalmente según su intensidad. La catástrofe del 29-O es de tal magnitud, que necesariamente ha tenido que producir un cambio de iguales proporciones. Los estados de opinión se miden a través de estudios demoscópicos comparados en el tiempo. Entre el 7 de octubre y el 8 de noviembre, nueve días después de la catástrofe, la empresa “Demoscopia y Servicios”, ha realizado dos estudios con los mismos tamaños muestrales y algoritmos de estimación; en este caso, de tendencias electorales para la Comunitat y publicados por ESdiario.

El cuadro resumen presentado a continuación, muestra los datos comparativos de los dos estudios. De su lectura, clasificados los datos por bloque ideológicos, se infiere que el impacto de la rabia contenida de la población ante la catástrofe y las circunstancias adversas de los días siguientes ha provocado un desplazamiento del voto hacia los extremos en cada uno de ellos, favoreciendo a las opciones radicales. Efectivamente, en el Conservador a favor de Vox y Se Acabó la Fiesta (SAF), las dos opciones de derecha radical en detrimento del PPCV que sale muy malparado. Y en el Progresista, a favor de Compromís y Podemos en detrimento del PSPV-PSOE

Estudios Opinión Púbica “Demoscopia y Servicios”Comparación por bloques ideológicos

Encuesta de Demoscopia y Servicios

Sin embargo, la comparación entre ambos bloques permanece estable en el tiempo. El bloque conservador mantiene su hegemonía con más del 51 % del voto estimado, pero ahondando en su fraccionamiento interior; sigue manteniendo la fidelidad de 1,2 millones de votantes y la mayoría absoluta en las Cortes Valencianas con cinco escaños por encima de la mayoría absoluta. En cambio, el Progresista no supera el 46% de los votos estimados, 5 puntos menos que el Conservador; su techo es el millón de votantes, perdiendo el PSPV a favor de Compromís. Este “bloque” no rentabiliza esa polarización interna en escaños al no “saltar” la barrera del 5% Podemos y otras formaciones de izquierda radical a pesar de la movilización medida por el aumento de participación de +2%.

La pregunta es evidente. En ese escenario extremo, ¿puede recuperar el PPCV la hegemonía alcanzada el 28M del 2023, gravemente deteriorada en la opinión pública? Ahora está al albur del apoyo de los extremos radicales, de VOX y SAF, dos formaciones antisistema de derecha radical. El liderazgo del presidente del PPCV, Carlos Mazón ha sido vapuleado en los mass media, y el PPCV acusa un grave síntoma de desmovilización.

La respuesta va a depender de su estrategia a largo plazo. Si el PPCV recupera la confianza, o no del votante Conservador. Si sabe depurar cuanto antes las responsabilidades de todo tipo habidas el 29-O por parte de sus cargos públicos. Si sabe liderar la Reconstrucción de la Comunitat. Si se moviliza para recuperar la iniciativa política en las instituciones autonómicas y municipales. Sabiendo que Vox y SAF no son partidos de gobierno, sino más bien de “bronca callejera” y muy alejados de la defensa del autogobierno de los valencianos. En un escenario en el que Madrid no lo ha puesto nada fácil. Ese es el desafío.