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collares, correas y arneses provenientes de donaciones y recepcionados en el Sporting Benimaclet CF

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Es imposible olvidar qué pasó el 29 de octubre. Quienes por cercanía fuimos viviendo los acontecimientos en tiempo real e intuyendo lo peor, dudo que seamos capaces de desterrarlo de nuestra memoria. 

También será muy difícil olvidar el abandono institucional, al más alto nivel, de quienes sufrieron en primera persona las consecuencias de esta catástrofe. No sólo nos fallaron cuando debieron proteger la vida de la ciudadanía, advirtiendo del riesgo extremo al que nos enfrentábamos.

Su inacción, especialmente en los primeros momentos en que se confirmaba el desastre, cuando el horror y la incertidumbre lo invaden todo, cuando son más necesarios los medios para que quienes se han visto afectados tengan la tranquilidad de que van a estar acompañados y sus necesidades básicas estarán resueltas, ha puesto de manifiesto la sangrante ineptitud, infantilismo y falta de escrúpulos de quienes están al frente de algunas instituciones.

Afortunadamente, una vez más, la ciudadanía ha demostrado más humanidad, capacidad resolutiva y sentido de la responsabilidad que nuestro gobernantes. Sin ser llamadas, sin tener infraestructura, ni medios, miles de personas tan diversas como cualquiera pueda imaginar, fueron las primeras en llegar para ayudar a quiénes directamente ha golpeado esta terrible DANA que tantas víctimas se ha cobrado.

Este voluntariado, en una ola de solidaridad sin precedentes, ha sido capaz, con medios propios y la firme voluntad de minimizar los efectos de esta tragedia, de organizarse y autogestionarse a través de las redes sociales y en tan solo unas horas estar junto a quienes más lo necesitaban, aportando algo de luz a uno de los momentos más dramáticos de nuestra historia.

Quitar barro, retirar enseres, recoger donaciones, preparar cenas, reparar vehículos, ofrecer asistencia sanitaria, revisar la estabilidad estructural de edificios,...es imposible enumerar todos y cada uno de los trabajos que el voluntariado ha realizado y sigue efectuando todavía hoy.

Este voluntariado, tampoco se ha olvidado de los animales. Presagiando la tragedia también para ellos, a las pocas horas el Sporting Benimaclet CF había cedido sus instalaciones, que iban a servir de centro logístico y centenares de personas junto con entidades de protección animal se habían organizado para que los animales perdidos pudiesen reencontrarse con sus familias y los abandonados, atrapados y heridos tuviesen la asistencia veterinaria necesaria y un lugar en que mantenerse a salvo.

A los animales, la administración lleva toda la vida fallándoles y estas circunstancias no han sido una excepción. No sólo por la falta de respuesta inmediata. Sino por la forma de dirigirse a ellos cuando el Secretario Autonómico de Medio Ambiente y Territorio, de quien depende la DG de Medio Natural y Animal, básicamente pedía perdón por mencionar el sufrimiento de los animales en esta tragedia, demostrando una espantosa falta de sensibilidad y no estar, ni de lejos, a la altura del cargo que ostenta.

Estos días, las miles de personas anónimas de forma voluntaria se han unido para salvar al pueblo, mientras quienes nos gobiernan, en lugar de arrimar el hombro y estar a la altura que las circunstancias requerían, mentían y se echaban los trastos a la cabeza, evidenciando una incapacidad absoluta para resolver problemas y estar al frente de las instituciones.

Por ocultar esta ineptitud, no han sido capaces ni de manifestar la gratitud merecida al voluntariado que ha hecho suyas las funciones y el sentido del deber que no han demostrado nuestros representantes políticos que, pese a que decenas de miles de personas reclamaron este sábado en las calles su dimisión, no dejarán de aferrarse a su puesto. Habrá que ver en qué deriva todo esto.

Desde aquí, todo mi reconocimiento y gratitud a este poble que salva al poble, que no ha olvidado a nadie y ha demostrado que los animales también son parte del pueblo.