Messi reaparece para alegría de los culés en vísperas del clásico

Leo Messi se está esforzando de forma mayúscula para conseguir llegar a tiempo el próximo sábado, aunque no alcance a jugar ni con mucho noventa minutos, al encuentro frente al cuadro del ya cuestionado Rafa Benítez que con el Barça con 27 puntos, tres por encima de los madridistas tras once jornadas, se perfila como una cita muy destacada para determinar la dinámica que puede instaurarse en los eternos rivales tras una confrontación de seguimiento planetario.

El astro argentino ha vuelto a trabajar ya con sus compañeros este lunes en sesión vespertina (que se ha iniciado con un respetuoso recuerdo para las víctimas de la masacre de París) confirmando una imparable cuenta atrás para conseguir regresar al hábitat natural en el que más disfruta: el césped. Leo ya ha probado con el balón y con los sprints, se siente con confianza y suspira por ayudar a sus compañeros en el intento de dar un golpe de autoridad en el coliseo madrileño.

La evolución de Messi con el horizonte de su presencia en el Bernabéu ha estado envuelta de un gran oscurantismo informativo como no podía ser de otra manera atendiendo a la estrategia del técnico blaugrana, Luis Enrique Martínez, que no está nunca por la labor de dar pistas ni a su propia sombra.

Hasta este lunes. Por vez primera, ha sido posible certificar una imagen del argentino entrenando con el equipo (en una de las últimas sesiones anotó un gol de bandera y el pasado viernes participó en un partidillo con el filial a las órdenes del mediático Gerard López coincidiendo con la diáspora de internacionales). Una secuencia, la de esta tarde, que avala bien a las claras los progresos del delantero.

La intención del míster barcelonista es la de convocar a todos los jugadores disponibles en su desembarco a la capital de España lo que provocará que, hasta el último momento, no se desvelen los planes sobre el grado de participación de Leo sobre el tapete del Real Madrid.

Ni Luis Enrique ni el propio Messi arriesgarán su vuelta en cualquier caso, si no existe la completa seguridad de que el "10" está en condiciones de aportar su clase el próximo sábado sin el más mínimo atisbo de recaída. El jugador no olvidará nunca su calvario y letal error de jugar en condiciones precarias hace tres temporadas en el Estadio del París Saint Germain el partido de vuelta de los cuartos de final de la Champions.

Esta vez y a favor de no forzar un regreso fallido a los terrenos de juego, el Barça cuenta con las extraordinarias prestaciones que, en ausencia del argentino, ha ofrecido el delantero brasileño Neymar da Silva (también el uruguayo Luis Suárez), que ha protagonizado todos los pasos hacia adelante y más que se le reclamaban.

Si Messi no llega a tiempo 55 días y nueve partidos más tarde, Luis Enrique trabaja con la opción de plantear un 4-4-2 con un centro del campo más poblado en el que Busquets, Sergi Roberto y Andrés Iniesta y probablemente Rakitic (que también ha vuelto al trabajo este lunes) tomarían el mando. En punta, Neymar y Suárez tratarían de ser suficientes para crear toda suerte de problemas a la defensa de un Madrid en el que el bravo zaguero, Sergio Ramos, volverá a jugar infiltrado (una vez más) para no perderse el enésimo “partido del siglo”.