El plan de Florentino para acabar con la tiranía de Ronaldo
Muchas de las miradas estaban puestas este Clásico en los pies del astro portugués, que lleva demasiado tiempo dando mucho que hablar más fuera que dentro del campo. La prueba de fuego.
El presidente del Real Madrid está harto de que Cristiano Ronaldo y su representante, el todopoderoso Jorge Mendes, tomen el pelo públicamente al mejor club del siglo XX y encima le utilicen a él en este teatrillo montado para convertir la marca CR7 en el mayor negocio futbolístico jamás conocido.
Florentino Pérez no agunta ya más pantomimas como la del partido de la Champions League frente al París Saint Germain, cuando después de pedir al jugador que le diera explicaciones por una entrevista en la que decía que irse del Madrid era una posibilidad, Ronaldo puso la guinda a un partido poco acertado en lo futbolístico con una confesión al oído del entrenador visitante ("me gustaría trabajar contigo" dicen en Francia que susurró a Laurent Blanc). Y para rematar la faena una carantoña con amplia sonrisa en zona mixta al jeque Nasser Al-Khelaifi, multimillonario dueño del club parisino.
Para colmo, esta semana el crack portugués y su inseparable conseguirdor Mendes habrían tensado más la cuerda con una cena en Madrid con Al-Khelaifi en la que el fichaje del 7 de Portugal era el plato principal.
Por todos es conocido que Florentino Pérez es un hombre de negocios, al que le gusta fabricar dinero como al primero, y por eso entiende que el Real Madrid, la marca con más repercusión económica en esto del balón, no puede seguir depreciándose a costa de los intereses de Ronaldo. El presidente ha llegado a un punto en el que entiende que el márketing en torno a CR7 puede fagocitar al mismísimo escudo del actual campeón del mundo de clubes. Y por ahí no va a pasar. Por sentimentalismo, pero sobre todo por dinero.
Por eso ha ordenado que se dé un golpe de timón, se venda a Ronaldo por el mayor dinero posible y se busquen dos futbolistas que acaparen flashes, pero no ensombrezcan la obra que inició Santiago Bernabéu.
Los nombres en el mercado son poquitos. Con proyección europea (ahora hay que fichar nacionalidades que interesen a los patrocinadores) están anotados el colchonero Griezmann, francés, el alemán Reus y el polaco Lewandoski. Y en Sudamérica, principalmente el talento del 'Kun Agüero', un viejo anhelo de Pérez. También repescar al culé Cesc es otra asignatura pendiente que manejan el presidente y sus asesores, además del retorno de Morata, algo que ya se da por hecho en el entorno del Paseo de la Castellana.
Estos son perfiles consolidados en cuanto a juego. Apuestas seguras para no echar en falta la capacidad goleadora de Ronaldo, y para lograr un bloque sólido en todos los ámbitos, en el césped y en el vestuario. Pérez también se ha cansado de que lo que le importe a su estrella es su 'hat-trick' por encima del bien colectivo. Que salga enfadado del campo si se gana al Barça pero él no ha marcado, y sonriente por haber metido cuatro goles en una fácil goleada a un equipo menor.
Por delante quedan meses decisivos. Teme eso sí el mandatario que la temporada vuelva a ser en blanco porque esta ruptura con Ronaldo enrarezca el ambiente y despiste a la plantilla. Sabe que al margen del portugués solo Sergio Ramos tiene capacidad de liderazgo en la plantilla, y en abril y mayo, cuando el equipo se juega los títulos, puede quedar retratada la mala gestión del problema. Su as en la manga es su cercanía al jeque del PSG, al que le importa más sumar la joya definitiva a su corona que el dinero en sí, que le sobra.
Pérez está ante el reto más importante de su trayectoria presidencial en el Real Madrid. De él depende que el club más laureado de la historia del fútbol siga inclinado ante un grandísimo futbolista, que por ego ya está en el 'hall of fame' del deporte, pero para el que aún no hay sitio ni siquiera entre los grandes como Di Stéfano, Pelé, Maradona, Cruyff y Messi.