Bartomeu inicia la búsqueda de un "apellido ilustre" que pague el nuevo Camp Nou
Con el arquitecto elegido y el proyecto en marcha para la primavera del próximo año, ahora solo falta que el FC Barcelona saque el dinero de debajo de las piedras para pagar los arreglos.
Elegido el arquitecto y con el apoyo de los directivos Susana Monje, Jordi Moix y Emili Rousaud, Josep María Bartomeu se ha puesto las pilas para conseguir el dinero que pague esta remodelación que lleva encima de la mesa desde 2010. Sandro Rosell presentó el proyecto Espai Barça como una de las piedras angulares en su candidatura a la presidencia del FC Barcelona y el actual presidente retomó la labor tras el sí de 118.580 socios.
Ellos, los socios, admitieron en la "hoja de ruta" votada en el referéndum que parte de los 600 millones que costará como mínimo el ambicioso proyecto se sufraguen a costa de cambiarle el nombre al mítico Camp Nou. Ese es realmente el precio que tendrán que pagar los aficionados si quieren disfrutar de unas instalaciones que hagan sombra a cualquier otro club europeo, incluido el Real Madrid.
Se rumorea que el club ha puesto en manos de Van Wagner, una empresa americana especialista en marketing deportivo, la tarea de encontrar un "apellido ilustre" para la sede culé antes de la primavera de 2017, que será cuando den comienzo las obras y el Barça empiece a desembolsar.
La firma de contratos de "naming rights", como se conoce esta práctica en el resto del mundo, está conforme con la decisión de nombrar al estudio japonés Nikken Sekkei responsable del proyecto. Consideran que la propuesta "abierta, elegante, serena, intemporal, mediterránea y democrática", en palabras de los azulgranas, les permitirá cerrar un buen trato. La cifra del acuerdo tiene que igualar o superar los 200 millones para que club cubra gastos. El problema vendrá cuando haya que pactar por cuantos años están dispuestos a "vender" el nombre de su santurario.