El Brexit mete prisa a Florentino para decidir qué hacer con James y Bale
La decisión de Reino Unido trastoca los planes de los clubs europeos que ahora tendrán que replantear los puestos reservados para jugadores extracomunitarios. El Real Madrid lo tiene claro.
La salida de Reino Unido de la Unión Europea supondrá un gran cambio en la proyección internacional de los jugadores británicos que a partir de que se haga efectiva tendrán que ocupar una de las tres plazas de extracomunitarios que La Liga española, entre otras competiciones, establece para cada club.
Aunque las estimaciones hablan de un plazo de entre dos y siete años para que se produzca la ruptura definitiva con la Unión Europea, la decisión de Reino Unido se entromete de lleno en los planes de Florentino Pérez para las próximas temporadas. El club tiene copados los puestos de extracomunitarios con James, Casemiro y Danilo y tendría que dar salida a uno de ellos para asegurarle el sitio a uno de los jugadores intocables en la nueva plantilla a la que está dando forma Zinedine Zidane: Gareth Bale.
La renovación del galés estaba prevista tras su regreso de la Eurocopa de Francia con un contrato que le ligaría casi de por vida al club blanco. Convencidos de que Bale será el relevo natural de Cristiano Ronaldo en el campo cuando "el bicho" cumpla los 32, el club no quiere dejar escapar al jugador ahora que le pretenden los grandes de Inglaterra. Por eso, para que la rúbrica de la ampliación del contrato finalmente se lleve a cabo, tendrán que darse prisa en hacerle hueco o, por lo menos, proponerle un plan que le asegure minutos en La Liga española.
La comentada salida de James sería la solución ideal para este conflicto de intereses pero lo cierto es que, a pesar de los rumores, ni Zidane ni Florentino Pérez querían verse obligados a abrirle la puerta tan pronto al colombiano. Su última temporada con el Real Madrid no fue todo lo buena que cabría esperar para un futbolista de su nivel pero el técnico francés confía en que aún le quede fútbol tras echarse al hombro a su selección en las semifinales de la Copa América. Además, su reclamo publicitario en América y la necesidad de sacarle la máxima rentabilidad a la operación habrían frenado en seco el impulso inicial del presidente.